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ESPAÑA, ABRIL DEL 2022

Casi dos años saliendo con Daniel, todo iba bien. Había días que sus detalles me llenaban el corazón. En 2021 me había ido a vivir con él, tardé más de lo que a él le gustó, pero yo necesitaba mi tiempo a pesar de la bronca que recibí por su parte.

No me llevé todo lo de mi piso, es más, hubo ropa que dejé en ese piso y objetos personales muy valiosos para mí. No sé por qué lo hice, simplemente me vi en la necesidad de guardar cierta parte mí exclusivamente para mí.

Daniel no lo sabía, lo que me llevaba a pensar que solo lo sabían Julia y Rodrigo. Dos personas que han estado en cada momento duro de mi vida, que no se han ido de mi lado.

No entienden qué hago viviendo con Daniel y, sin embargo, no se van de mi lado. Cuando tienen que secarme las lágrimas lo hacen, cuando tenemos que celebrar algo son los primeros en traer cerveza. Encima habían dejado de ser obligatorias las mascarillas a excepción de hospitales y del transporte público, por lo que por fin nos veríamos las caras todos.

Di gracias que Guille apenas aparecía por casa porque había conocido a una chica (me compadecía por ella, las cosas como son). Seguíamos sin llevarnos bien, de hecho, cada vez nos llevábamos peor. No nos aguantábamos, bueno, él no aguantaba a nadie que no fuera Daniel... ya me sorprendía que una chica lo hiciera.

Aquella tarde estaba tirada en el sofá viendo una serie de Netflix, me había preparado unas palomitas y mi botella de agua. Daniel estaba sentado en la mesa del salón con el MacBook mientras trabajaba (creo que no recuerdo un momento en el que no trabaje).

Él no le prestaba atención a la serie, ni si quiera cuando yo hablaba como si los personajes fueran a escucharme o hacerme caso.

No sé si debían ser las siete de la tarde, podía estar adelantando trabajo, pero intento no pasarme el día entre papeles y números. Disfruto viendo series y si tengo un rato libre como es el día de hoy lo aprovecho. Ya sea para leer un libro, tragarme una serie o verme alguna saga de películas. Así invertía mi tiempo libre.

Daniel su tiempo libre era seguir trabajando, aquí cada cual a lo suyo.

Mi móvil sonó, era un tono de llamada que prefiero no comentarlo. Noté que Daniel me miraba de reojo como esperando que cogiera la llamada, era Julia.

Paré la serie y descolgué.

―Hola Julia ―dije con una sonrisa, aunque ella no la viera.

―¡Alicia! ―Siempre tan efusiva.

―¿Qué tal?

―Bien, había pensado en que podíamos irnos las dos a cenar sushi. Hace tiempo que no vamos y tengo muchas ganas.

―¿Cenar sushi las dos? Planazo.

Sí, dije planazo.

―Hoy no puedes ―comentaba Daniel de fondo.

―¿Ese es Daniel? ―Preguntaba Julia tras la línea.

―¿Quedamos mejor mañana para comer sushi después del trabajo? ―Propuse de opción.

―Alicia... ―Suspiraba Julia.

Tenía la mirada de Daniel en mí, esperando a que colgara. Podía verlo, descifrar esa parte de él.

―Mañana después del trabajo, que venga Rodrigo por las molestias de hoy ―fue lo único que dije―. He de colgarte...

―Nos vemos mañana entonces, cuídate Alicia. Cuídate ―se despedía Julia.

Dejé el móvil en la mesita frente al sofá y me levanté en dirección a Daniel, estaba enfadada. No entendía el motivo de lo que él acababa de hacer.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora