ESPAÑA, AGOSTO DEL 2023
El tiempo pasa volando, no sé en qué momento estaba cumpliendo veintisiete años. Me sentía aun joven, como si me quedaran muchas cosas por vivir.
Es cierto que llevo años estancada, que vivo con alguien y que estoy prometida pero aun así no se me quita la sensación de que me queda mucho por delante, como si la cuerda empezara a aflojarse y mis muñecas empezaran a respirar.
Quedaba menos de un mes para la boda, se celebraba a mediados de septiembre, el dieciséis para ser más concisos. Realmente ni si quiera lo planee yo, mi madre contrató una wedding planner de esas.
Julia estaba un poco perdida y lo entiendo, no veía que escogiera cosas o que estuviera contenta por este momento. En cierto aspecto sospechaba algo por las sonrisas que me dedicaba con disimulo mientras me probaba vestidos y aunque elegí uno precioso era el más caro. Rodrigo me seguía el rollo a pesar de no saber de qué iba el asunto, cosa que le agradecí y le agradeceré.
¿Y Daniel? Algunos cuadros siguieron cayendo sin querer cuando intentaba colgarlos, los chillidos eran frecuentes y las discusiones eran fuertes. Intentaba mantenerme serena, pero había noches, cuando él salía con otras que me derrumbaba. No por saber que tenía más cuernos que un toro, sino porque me dolía vivir así.
Tampoco pretendo que nadie entienda mis decisiones, a fin de cuentas, es mi vida y nadie más que yo sé lo que vivo.
Por supuesto que Daniel quería el bebé, pero yo me adelanté a los acontecimientos, me pidió que tirara la medicación a la basura, todas y cada una de las pastillas. Alegaba que no se fiaba de que le mintiera, yo tenía una caja de repuesto para poder tomarlas sin que se diera cuenta.
Ojo, sí quería ser madre, pero no con él. Así que llevábamos un mes intentándolo, vio que me bajó la regla y el hombre estaba frustrado. Decía que iríamos al médico para ver cómo es posible que me quede embaraza, iluso.
Aquel día me levanté bastante alegre, nunca me gustó celebrar mi cumpleaños porque nunca tuve ninguno decente. Bueno sí, el del 2012. Sin embargo, presentía que este sería inolvidable tanto a buenas como a malas. Algo en mí me decía que nada iba a salir como esperaba.
Estaba tirada en la cama con el móvil, veía las redes sociales y hablaba con Julia. Hasta que llegó Daniel.
―Buenos días amor ―dijo él con una bandeja de desayuno.
―¿Y todo eso? ―Dije mirando la bandeja frente a mí.
―Cumples veintisiete años, quería tener un detalle bonito ―dijo sentándose a mi lado.
Miré la taza de café y una triste tostada con mermelada de... ¿melocotón? No me gustaba para nada, prefería la de fresa, pero él que iba a saber.
―¿No te gusta? ―Inquirió, reparando en mi mirada.
―Claro que sí, es un bonito detalle ―dije dándole un beso―. Muchísimas gracias.
Me tomé la taza de café junto con la tosta de mermelada de melocotón intentando que no se viera que no me gustaba en lo absoluto ya que tenía a Daniel mirando de reojo a ratos.
―Iremos a la piscina, espero no te hayas olvidado.
―No me he olvidado, dijiste que Julia y Rodrigo podían venir porque es mi cumpleaños.
―Tómalo como un regalo ―bufó.
―¿No me has regalado nada?
―Te he traído el desayuno y dejo que esos dos vengan a mi piscina privada, ¿no tienes suficiente o qué mierdas? ―Bramó él.
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A TRAVÉS DEL TIEMPO
TeenfikceAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...