ESPAÑA, FEBRERO DEL 2015
En cinco años me había besado con chicos o liado con ellos, hoy en día hay términos confusos. También habían pasado cinco años desde la última vez que había mantenido sexo, fueron muchas... pero con la misma persona.
Quizá decirle a la gente "no mantengo relaciones sexuales con cualquier persona porque necesito que exista un vínculo de confianza para ello" sonaría extraño para ellos. De hecho, si sales de fiesta, pero no acabas en la cama con alguien o al no menos te has morreado eres un ser nunca visto.
O yo me sentía muy vieja o mi mentalidad era la de una persona de cuarenta años atrapada en el cuerpo de una chica de veinte.
Sin embargo, ahí estaba, en la cocina de un desconocido besándome con Daniel. Me estaba gustando más de la cuenta y sinceramente besaba demasiado bien, no vayamos a ponernos exquisitos.
―Podría repetir esta situación y no me sentiría mal en lo absoluto ―decía Daniel apoyado de lado en la encimera.
―Eres demasiado arrogante ―me burlé dándole un sorbo a la cerveza.
―¿Tú crees? ―Inquirió con media sonrisa.
―Igual te haces el ciego ―me encogí de hombros―. Eres consciente al igual que todos de que las chicas beben el viento por ti.
―Sí, puede ser ―reía―. Presiento que hay un pero en esa frase.
―Pero que estás aquí ―señalé la distancia entre él y yo.
―¿No tendrías que estar contenta por ello?
―¿Yo? ―Me reí con ganas―. Daniel, te queda mucha calle por recorrer.
―Oh vamos, el chico de la universidad más deseado está pillado por ti... ¿eso no te hace gracia? ―Me dijo burlándose.
―Parece sacado de un chiclé literario ―negué con la cabeza.
―Tú también tendrías un séquito detrás ―confesó―. Pero eres tan hermética que te tienen miedo.
―Prefiero infundir miedo que confianza ―puse los ojos en blancos―. La gente decepciona demasiado.
―No pondré en duda tu respuesta ―reía―. ¿Te apetece ir a bailar?
―No sé bailar ―mentí.
En verdad sabía moverme, he escuchado música toda mi existencia y he bailado muchas veces. Podría decirle que no quería e irme a otro lado, pero había algo de la situación que me mantenía aquí.
―¿Te gusta el pop? ―Preguntó curioso.
Asentí acabándome la cerveza.
―Pues somos dos y da la casualidad que es lo que está sonando, seguro te mueres de ganas de ponerte a bailar y cantar. ¿No te gusta Justin Bieber? ―Inquirió mirándome con media sonrisa.
¿Cómo iba yo, Alicia Hernández a negarme a bailar Justin Bieber? Pues nunca, a ser sinceros.
Me cogió de la mano introduciéndome entre el gentío que había mientras sonaba Beauty and a beat de Justin Bieber ft Nicki Minaj. Me la sabía de principio a fin, aunque me sorprendía que a Daniel le gustara ya que no se le veía tan animado pero al menos se la sabía.
Mientras cantaba logré visualizar a Julia al otro lado de la sala, donde me guiñaba un ojo. A ella le encantaba Justin Bieber, aunque parándonos a pensar la música que nos dejó desde el 2000 hasta el 2015 sería la que en unos años escucharíamos con nostalgia. La que nos marcaría, creo que ese es el poder de la música.
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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Teen FictionAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...