43

5 1 0
                                    

ITALIA, NOVIEMBRE DEL 2023

El silencio entre los dos seguía sin ser del todo incómodo, creo que no importaba el paso de los años porque podíamos seguir en silencio habiendo estado separados tantos años y que no importara.

―¿Cómo es eso de viajar tanto? ―Inquirí―. Ahora que sé que eres tú el de Instagram.

―Lo de Instagram fue una locura ―bufó―, tenía miles de mensajes al día para saber quién era.

―No voy a negar ese hecho, Julia quiso que lo intentara por la cantidad de mis seguidores, pero como tú sabías quien era tampoco iba a funcionar ―comenté.

―No sé qué hubiera pasado.

―Quizá ya nunca lo sabremos, total, ya estamos aquí.

―¿Y tú estás bien? ―Preguntó él, aunque viniendo de él era una pregunta trampa.

―Tú y tus preguntas trampas ―negué con la cabeza.

―Va Alicia, que hablo en serio ―me dio un suave codazo.

Sé que medio sonreí, aunque intenté evitarlo. Eran demasiadas emociones escondidas en un cajón que ahora acababan de abrir.

―Ahora estoy bien o lo que signifique estarlo. Venir aquí fue bastante liberador, vivir por mi cuenta y no preocuparme por nadie, trabajar de heladera fue una experiencia, poder ir a la playa cuando quiera. Es algo que es maravilloso, aun sigo perdida y no puedo negar ese hecho ―confesé―. Estoy mejor, si es lo que te preocupa, lo de Daniel no va a borrarse de la noche a la mañana.

Porque mi historia con él por más que quiera tampoco, pero eso también me lo callé.

―Así que aquí estoy, pasaré navidades aquí y planeo quedarme más tiempo ―admití―. Volver a España ahora no me interesa, aunque tenga a Julia, Rodrigo y mi padre. Me apoyan haga lo que haga.

―Pues otra como yo ―suspiró.

―¿Qué quieres decir, Leo?

―Que yo tampoco planeo moverme de aquí, he encontrado un sitio que me gusta para asentarme por el momento. Tengo a mi madre en Pisa, pero es un desplazamiento en coche que no me importa hacer.

―Entonces nos veremos bastante ―murmuré.

―Eso creo, ¿y navidades?

―Vienen aquí mi padre, Julia y Rodrigo ―sonreí―. Es un secreto porque me lo contó mi padre a sabiendas que ellos le dijeron que no me dijera nada.

―¿De verdad no sabías que estaba aquí, no?

―De haberlo sabido no sé qué hubiera pasado, pero no, no tenía ni la menor idea.

―Sigues a Alejandro en Instagram, tenemos fotos juntos.

―Decidí desintoxicarme un poco así que en mi nueva cuenta de Instagram me siguen cuatro personas, no quise ponerme a stalkear como antes ―reí.

―¿Y cómo te llamas, Alicia?

―Seguro no me crees, aliciainwonderland.

―Esto es ver para creer ―reía―. ¿Ya no te molesta?

―Me he hecho a la idea, digamos.

Leo le dio al botón de solicitar y yo le acepté, tampoco había mucho. Había el post del día de turismo (miraba de reojo que me estaba cotilleando); la foto que subí yo sola y que le pedí a Alejandro que me hiciera en la que Leo sonrió al verla; otra con Greta cuando se puso el pelo rosa, era un selfie que me hizo hacer en la que salíamos muy bonitas y no había nada más.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora