ESPAÑA, AGOSTO DEL 2024
A la tarde tocaba ir a casa de mi padre, la casa donde me crie y justamente venía mi madre que tenía mejor relación con mi padre que hace un año. Se me hacía extraño volver a Madrid, pero todavía más ir a aquel piso. Y por primera vez venía Leo conmigo y no a escondidas, cómo cambian las cosas con los años.
Íbamos a comer ahí porque teníamos rutas por las casas, a la hora de la cena tocaba ir a casa de Rodrigo y Julia. Tendríamos tiempo de descansar una vez volviéramos a mi piso, habíamos llegado hoy y era un no parar.
―¡Alicia! ―Exclamaba mi padre abrazándome con energía.
―¿Cómo estás? ―Sonreí.
―La verdad que la prejubilación me está sentando bien no os voy a engañar ―reía.
―Me alegro que te vaya bien, Hugo ―decía Leo dándole la mano.
―No mejor que a ti que tienes casi treinta y no trabajas ―le decía en tono de broma.
Mi madre salió del pasillo a recibirnos, se me hacía extraña la escena. Mis padres divorciados, comiendo juntos en el piso que vivieron tanto tiempo y se les veía felices.
Mi madre me abrazó tímidamente, nos llevábamos mucho mejor que antes y eso era innegable pero la realidad del asunto era que aún nos costaba entendernos mutuamente. No nos rendíamos, ella había venido algún fin de semana a vernos a Italia así que eso hizo que estrecháramos lazos de alguna forma u otra.
Nos sentamos a comer a la mesa que ya estaba preparada para nuestra llegada, tampoco era un banquete. Ensalada, carne y un poco de embutido junto con vino.
―¿Cómo está Julia? ―Se interesó mi madre.
―Tiene demasiadas ganas de parir ―negué con la cabeza.
―Es que esa barriga está ya que vamos ―comentó mi padre―. Comimos hace un par de días y la pobre apenas logra andar sin parecer un bebé pingüino.
Mi madre bajó la mirada instantáneamente, mi madre no se hablaba con Julia ni con Rodrigo y en cambio mi padre no solo vino con ellos en Navidad, sino que quedaba habitualmente con ellos ya sea para desayunar, comer o cenar. Tenían muy buena relación entre ellos.
―¿Y vosotros? ―Preguntó mi padre.
―Pero si ya lo sabes, vivimos juntos desde hace unos meses ―negué con la cabeza.
―¿Y qué tal la convivencia? ―Inquirió mi madre.
―Como todas las parejas, tenemos nuestros más y nuestros menos como cualquiera, pero bien. Al final del día lo solucionamos, no es agradable irse enfadado a dormir.
―Pues haces muy bien hijo, cuidar una relación así indica que será duradera pero aun así lo vuestro es muy distinto ―sonreía mi padre.
Estuvimos charlando tranquilamente, por un momento temía que mi madre saltara y me daba miedo que dijera algo inapropiado. Caí en la cuenta segundos después de que todo era distinto, los recuerdos en esta casa eran infinitos y no solo buenos. Leo me apretaba la rodilla con suavidad debido a que debió notar que estaba tensa, como cuando esperas un ataque y debes estar lista para defenderte. Claramente no fue así, mi madre intentó aportar bastante a la conversación y se veía que tenía buenas intenciones. Todo fue bastante agradable para ser sincera.
Nos tuvimos que despedir ya que era media tarde, después de tomarnos un carajillo con ellos. Fuimos directamente a pedir un taxi para dirigirnos a casa de Rodrigo y Julia que estaba ubicada en Delicias. Tenía muchas ganas de verla, desde Navidades que solo fue a base de videollamadas así que vi su progreso. El pequeño Teo le daba mucha guerra por la noche con sus pataditas, iba a ser parto natural por la posición en la que estaba y la barriga tan baja que llevaba.

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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Teen FictionAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...