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ITALIA, DICIEMBRE DEL 2023

Aquella noche estaban todos como locos de una casa a otra organizando bien la noche en la que despediríamos al 2023 para dar comienzo al 2024. El único calmado en todo este asunto era mi padre, que había adoptado por estar modo zen diciendo que no entendía por qué tanto alboroto si aún quedaban cuatro horas. Ninguno le miró bien claro, estaban todos dispuestos a que eso fuera increíble y no solo la cena, sino que después de las uvas a los diez minutos iban a sacar fuegos artificiales.

―¿Has visto el vestido de mi cama? ―Decía Julia mientras ayudaba a Leo a preparar un picoteo para la cena.

―Quisiera haberlo hecho, pero en cuanto me dirijo hacía allí alguien chilla Alicia para que ayude en algo como si no hubiera hecho nada aun ―bufé.

―Pues ve ahora porque te volverán a reclamar ―decía Rodrigo―, estamos todos arreglados menos tú.

―¡Pero si no me dejáis ni respirar! ―Exclamé.

Lo cierto era que llevaba toda la tarde intentando abordar a Leo para hablar con él, pero estaba ocupado y todos le pedían ayuda así que no encontraba el dichoso momento.

―Me voy a encerrar en mi cuarto, si alguien dice Alicia a menos que se esté muriendo no pienso responder porque como veréis estáis todos monísimos y yo sigo en pijama ―los señalé uno a uno.

Leo negaba con la cabeza mientras se reía, me dirigí a mi cuarto después de haber ido a por el vestido que me había dejado Julia. Era arriesgado todo el look hasta para mí, pero por una noche...

Me puse las medias negras que me había dejado ahí Julia y tocaba el vestido, estaba rezando para que esto me quedara bien era como un plateado azulado (no sé ni definir el color, pero brillaba casi todo el vestido). La parte de arriba era en forma de corsé, pero lo que es la copa de los pechos estaba en color negro; los tirantes seguían en esa tonalidad de brillo, pero estaba enganchado unos tirantes algo pomposo y sin ser exagero; no era muy largo, por no decir que era un palmo por encima de la rodilla y lo bueno era que no estaba pegado al cuerpo como una segunda piel, sino que era algo ancho en la parte de abajo.

Cuando me vi con él puesto junto con las botas de plataforma blancas que me había dejado Julia me sentí totalmente otra, pero si pensaba que era ya suficiente me equivocaba porque en mi mesa había un lazo de la misma tonalidad brillosa que el vestido. Julia pensando en todo.

Me peiné bien dejando mis ondas al natural, haciendo que medio pelo se recogiera en aquel precioso lazo con algún mechón suelto. Sabíamos todos que no iba a maquillarme en exceso después de que por mi cabeza se cruzara el pensamiento de que parecía una bola de discoteca, así que me hice un fino eyeliner, mi rímel junto con mi pintalabios nude y estaba ya lista.

Miento, no puedo salir así y es que cómo se me ocurre. Me sentía insegura de la cabeza a los pies, no hasta la suela de las botas con plataforma.

―¿Alicia? ―Decía Leo al otro lado―. Es la hora de irnos a mi casa a cenar, si no luego se hará tarde y tenemos que ir a la playa. En esta casa solo quedamos Julia y yo.

―Estoy ―dije yo como pude.

―¿Qué le pasa? ―Le decía Leo a Julia.

―Le he dejado ropa mía, digamos ―reía―. ¡Sal ya! Estás deslumbrante.

―¿Deslumbrante? ―Reí irónicamente―. Te confundes de palabra, parezco la bola de discoteca de Taylor Swift.

―¿Qué le has dejado, Julia? ―Reía Leo.

―Oh querido Leo, en el momento en el que esa puerta de abra verás la luz ―se burlaba Julia.

―¡Menos bromas! ―Exclamé yo.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora