ESPAÑA, AGOSTO DEL 2024
Mi padre me abrazó con lágrimas en los ojos, el cartel tuvo que recogerlo Alejandro porque mi padre no podía dejar de llorar y de repetir que no podía creerse que por fin podía tener a su hija cerca. Se me encogió el alma si es que eso fuera posible porque mi dolor no solo me afectó a mí sino a la gente de mi alrededor.
―Rodrigo me ha mandado un mensaje, ayer por la tarde llegó todo lo de la mudanza al piso ―nos recitaba Leo.
Mi padre nos dio a Leo y a mí una copia de las llaves del piso, dimos gracias porque el tema de ir paseándonos las llaves era un no parar. Las guardamos en el bolsillo y conforme dimos un paso se nos acercó un grupo de tres chicas que a simple vista podían tener unos dieciséis años.
―¿Eres Alicia? ―Decía una de ellas, bastante tímida.
Me quedé algo petrificada ante aquello, por un momento dudé hasta de mi identidad. Leo intentó ahogar una risa, pero poco le sirvió porque Alejandro iba por el camino. Me limité a asentir con la cabeza, extrañada.
―Te seguimos hace muchos meses en Instagram ―decía la chica rubia.
―Muchos no, demasiados, desde antes de empezar a salir con Daniel ―le decía la morena.
Me pinchaban y no sangraba, así me sentía, pero debía ser profesional, aunque ahora mismo no lo estaba siendo mucho.
―Eso es mucho tiempo ―sonreí―. Sois fans fieles entonces.
―Te admiramos mucho, ahora nuestro lema es la canción de The Man de Taylor Swift, ¿la conoces? ―Volvió a hablar la rubia.
―Claro, escucho muchísima música. Muy buena canción.
―Sí, porque no queremos ningún Daniel en nuestras vidas, tampoco está el panorama para pedir mucho eh, pero vaya que nos merecemos mucho ―decía la que parecía más tímida.
―¿Podemos hacernos una foto? ―Inquirió la morena.
―Eh sí claro ―dije cogiendo su móvil para el selfie.
Leo se adelantó a nosotras.
―Ya os la hago yo.
―Tía que es el novio de Alicia, el fotógrafo ―siseaba la morena.
Leo no hizo otra cosa que reírse ante aquello, para ellas este momento era uno de los que no iban a olvidar por hacerse una foto conmigo y que la foto la hiciera mi novio el fotógrafo. Era una situación que ni yo misma estaba asimilando. Me puse en medio de las chicas que posaban sonrientes mientras Leo nos hacía varias fotos.
―Muchas gracias ―decía la morena.
―A vosotras.
―Alicia ―dijo la chica tímida antes que siguiéramos el camino.
Me giré a mirarla y se acercó lentamente a mí, me pidió que le diera un brazo y el único que se me ocurrió fue darle el izquierdo donde se hallaba la pulsera con el reloj. La chica me ató una pulsera, estaba hecha de hilos con tonalidades azules.
―Es para que lleves a tus fans contigo, hemos identificado que el color azul es tu favorito. No olvides que estamos aquí, siempre y que no te hemos dejado, aunque estuvieras un tiempo fuera ―decía desviando la mirada―. Nadie debe estar sola.
―¿Cómo te llamas? ―Pregunté con delicadez.
―Martina ―dijo en un hilo de voz.
La miré a los ojos, eran marrones, pero denotaban una tristeza increíble y si alzabas la mirada a dos pasos veías a sus amigas que tenían la mirada llena de compasión. Até cabos, claro que los até porque la mirada de Martina fue la mía y las miradas de sus amigas fue la de Julia.

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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Teen FictionAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...