Quisiera decir que todo me iba de fábula, pero a ser cierto pues no era así. Mi vida era un caos infinito en el que cada vez que intentabas resolver algo acababas más liado todavía.
Habían pasado cuatro años desde que lo había dejado con Daniel y me sentía más vacía que nunca. O al menos así lo veía, realmente me costaba ser clara y concisa. Daniel ha tenido rollos de noche y de día, trabajamos en la misma empresa y siempre nos vemos ya que es inevitable. No escondía su vida sexual cuando salíamos de cena de empresa, sin embargo, yo no lograba hacer nada parecido.
¿Tan rápido soy de olvidar?
¿Por qué nadie me quiere como para quedarse a mi lado?
¿De verdad valgo tan poco?
Eran comentarios intrusivos que venían a mi mente más a menudo de lo que me gustaría. No sé en qué momento me rebajé a ese nivel como para pensar así o como para que mi autoestima dependiera de alguien.
Quiero a Daniel y sé que en el fondo me quiere, aunque no entiendo por qué actúa de esta manera. Quizá no soy suficiente para quererlo, ni soy suficiente para él en la cama.
Me sentía vacía en todo el sentido de la palabra.
Esos cuatros años, mi vida fue un poco sin sentido. Iba al trabajo, entraba en mi despacho y me quedaba ahí casi todo el día hasta las tantas para no tener que admitir la soledad de mi piso.
A excepción de los días que salíamos a cenar gente de la empresa que era cuando nos juntábamos todos para cenar y salir de fiesta.
Hasta ahí se diría que bueno, no estaba bien pero tampoco iba a la decadencia. Por allí un 2018 cuando retomé contacto con Daniel después de todo lo que pasó empezaron a llegarme bombones, flores de todo tipo y colores... A su nombre.
Todo esto sería bonito y muy detallista por su parte si a la par no estuviera cada fin de semana con una chica en su cama. Quiero decir, cada uno hace lo que quiere con su vida sexual, pero él sabía que en el fondo yo seguía sintiendo algo.
No entendía qué pretendía o qué quería de mí.
¿Ponerme celosa? Era algo difícil porque ya pienso de por sí que cualquier persona es mejor que yo en cualquier aspecto, ¿darme a entender que, aunque yo no le dé pie a nada él tiene a quien quiera?
Eran preguntas sin respuesta y mi mente era un sinfín de preguntas.
¿Quién era yo sin Daniel? Daniel era estabilidad. Me daba aquello para lo que me ha criado mi madre, una bonita casa con vestidor y una terraza preciosa; un chico de alta cuna que cumple los estándares que siempre se me ha dicho; el mismo trabajo por lo tanto podíamos hablar de ello y dinero, algo que no debo dejar escapar.
Sí, con Daniel no se podían ver series. No le gustaba hacerlo porque lo consideraba una pérdida de tiempo, al igual que las películas.
Cuando tenía tiempo leía un rato y cuando quería comentarle algo acerca del libro me decía que no le importaba, que leer no me aportaba nada en la vida y que se lo explicara a él menos.
Siempre que comentaba algo relacionado con música hablaba de la suya como si lo que yo escuchara fuera menos, así que era otro tema del que tampoco se hablaba.
Mirábamos las noticias sí, pero comentarlas era difícil porque tampoco estábamos de acuerdo.
Le gustaba el fútbol, aunque a mí no me desagradase porque era algo que he visto desde pequeña por mi padre y vivido el mundial del 2010 como si estuviera ahí en persona viendo ese partido tampoco se podía hablar. Él era del Real Madrid y yo del Barça.
En un resumen de esto, teníamos opiniones contrarias de absolutamente todo y aunque fuéramos personas adultas que pueden hablar de ello sin problema para Daniel no funcionaba así.
Él quería ir de bares a tomar cocteles y yo quería ir de cañas. Cuando él quería ir a la piscina solo para broncearse yo quería ir al museo para volver a admirar los cuadros. Cuando él quería planificar un viaje a Grecia solo para tomar el sol en el hotel con un coctel en la mano yo quería planear sitios turísticos del lugar.
No coincidíamos en nada, lo cual es aceptable. Con Leo tampoco teníamos todo en común y sin embargo se podía hablar de todo.
A pesar de todo, a pesar de todo lo que mi mente dice y todo lo que mi mente se contradice. Lo quería. Y quería dejar de hacerlo, pero no podía porque, a fin de cuentas, tristemente nadie iba a quererme como Daniel, ni a soportarme como él.
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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Novela JuvenilAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...