ESPAÑA, AGOSTO DEL 2024
Leo seguía durmiendo a pata ancha en la gran cama, la ventana estaba abierta y entraba algo de aire fresco de buena mañana. Decidí que debía compensarlo lo sucedido ayer así que sigilosamente me levanté de la cama para dirigirme a la cocina.
Mientras preparo un buen desayuno, con su café solo, zumo y tostadas con mermelada pongo la mesa bien bonita para cuando se despierte. Lo coloco todo en la mesa de la cocina y oigo pasos aproximarse.
―¿Y todo esto? ―Dijo frotándose los ojos, recién levantado.
Aun no me acostumbraba a verlo así, con la barba de hace unos días, el pantalón corto de pijama por las caderas y su pelo despeinado de un lado a otro. Una imagen que no me cansaba de observar.
―Me apetecía ―sonreí untando una tostada.
Se sentó a mi lado en la mesa y se puso el café solo, no le gustaba con mucho azúcar decía que perdía la gracia de tomar café. Yo me había puesto un vaso de zumo de naranja bien fresco.
―Siento mucho todo lo de ayer ―suspiré―. No quería que te vieras envuelto en toda esa situación, no es nada agradable.
―Debería disculparme yo por haberme abalanzado a meterle un par de hostias.
―Entiendo tu reacción, Leo.
―Pero no fue la correcta, fue verlo diciéndote todas aquellas cosas, ver tu cara como sentías pena por la situación porque no era bonita en lo absoluto y recordar aquel día que te graduaste. Cuando Rodrigo me dijo que Daniel era un gilipollas y quería hacer justo lo que hice ayer. No quiero que me veas alguien agresivo, Alicia.
―No te considero de esa forma, nunca lo hice Leo. Comprendo que te sobrepasara la situación, creo que ambos sabemos que si estuviera Rodrigo ahí él también hubiera perdido los nervios ―negué con la cabeza.
―Existe el diálogo ―dijo alzando una ceja.
―Sí pero no creo que en esas condiciones Daniel fuera a dialogar.
―Contigo sí lo hizo.
―Sé cómo es Daniel, qué decirle y por donde tirar ―suspiré―. A pesar de ello entiendo que estuvieras furioso Leo porque no debe ser nada fácil lo que sucedió ayer cuando has vivido conmigo un proceso difícil, cuando me conoces mejor que nadie y sabes lo que he sufrido.
Seguimos desayunando animadamente mientras charlamos de cualquier cosa, con él todo pasa demasiado rápido así que el tiempo que estuvimos en la mesa a pesar de haber acabado de desayunar fue agradable.
Lo de ayer fue un encontronazo que quisiera que no se repitiera, no solo porque no quiero meter a Leo en esto sino porque es como ver mi pasado en una sola persona y prefiero avanzar. No quiere decir que deba huir de lo que viví porque eso forma parte de mí, ha formado a la Alicia que conocemos hoy en día y no puedo cambiar eso.
―¿Te apetece algo que debo queriendo hacer mucho tiempo? ―Decía Leo poniendo el friegaplatos.
Abrí el móvil, marcaba las once de la mañana no teníamos nada que hacer hasta la hora de comer ya que íbamos a casa de Julia y Rodrigo. Asentí con la cabeza y me fui directa a cambiarme.
Me puse unos tejanos claritos de tiro alto algo deshilachados, hacía bastante calor así que los combiné con un top de tirantes de color azul rojo vino. Me calcé las Converse con llamas que llevaban tiempo cogiendo polvo en aquella caja y que por la talla un me valían. Mi pelo lo dejé al natural, ni lazos ni nada. Me estaba acostumbrando a que mi esencia no dependía de un accesorio.

ESTÁS LEYENDO
A TRAVÉS DEL TIEMPO
Genç KurguAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...