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ESPAÑA, FEBRERO DEL 2015

Esa noche al llegar a casa me puse a cotillear el perfil del chico de las fotografías. Eran muy buenas, aunque la gente en comentarios solo quería saber quién era él en vez de fijarse en la publicación, que era lo que importaba.

Le di a seguir, dándome cuenta que le seguía muchísima gente de todos lados e incluso él me seguía a mí y yo sin saberlo. Incluso Rodrigo, Julia... Pues sí que era famoso el tío y yo no me había pispado.

―Tía ―dijo Julia abriendo la puerta de mi cuarto―. ¿Cómo fue con Daniel?

Cerré Instagram y tiré el móvil por la cama.

―Es buen chico ―admití―. No me cae mal.

―¡¿Sólo eso?! ―Exclamó ofendida.

―Ya sé lo que quieres saber, sí besa bien, Julia ―negué con la cabeza.

―Entonces los rumores son ciertos y mi mejor amiga ha sido la que ha logrado admitirlo ―dijo contenta.

―Tampoco es para tanto, solo nos besamos y bailamos... ―Enumeré―. No necesito nada más.

―Pues se te veía muy contenta con él.

―Ya te he dicho que me lo pasé bien pero no sé, ¿me ves en una relación? ―Inquirí―. Sé sincera, Julia.

―Ahora mismo me cuesta visualizarte en una relación formal, pero eso no quiere decir que te guste alguien y quieras intentarlo con esa persona ―decía Julia―. No tienes que empezar a salir con él justo ahora, deja que pase el tiempo, os vais conociendo y verás si de verdad merece la pena intentarlo o no.

―De acuerdo ―suspiré tirándome hacía atrás en la cama―. Que así sea.

―Me iré a dormir ―dijo dirigiéndose a la puerta―. Y contesta el móvil ―dijo señalando el mensaje que acaba de aparecer.

Cotilla.

Era Daniel, me había mandado un WhatsApp diciéndome que esperaba verme mañana en la hora del descanso en clase. Le contesté que estaríamos donde siempre y me deseó las buenas noches.

―Buenas noches, Alicia ―escribió él.

―Buenas noches ―respondí yo.

***

Al día siguiente creo que fui de las pocas personas que no tuvo resaca, estaba la gente que no había ido y la que no se emborrachó, es decir, yo. Creo que incluso a algunos aún les correteaba el alcohol por las venas, sus gafas de Sol los delataban.

―Mírala ella, toda digna ―bufaba Julia mientras apoyaba la frente en la mesa.

―Te pasa por ingerir más alcohol del que deberías un jueves por la noche ―me reí.

―Te lo pasas bien riéndote de mí ―murmuraba.

―No me des motivos ―seguí riéndome.

―Buenos días chicas ―dijo Daniel alegremente.

―Buenos días para quien los tenga ―contesté yo que seguía intentando no reírme.

―Veo que le sentó bien la fiesta ―decía Daniel señalando a Julia.

―¿Otro que se ríe de mi mísera existencia? ―Suspiraba Julia, que levantaba la cabeza.

―Os he traído café con leche, espero os guste ―decía Daniel mientras nos daba los vasos de cartón.

―En vena, gracias ―contestó Julia que no tardó en arrebatarle el vaso.

Agradecí el vaso de café, no era fanática del café, aunque en la universidad empecé a beberlo con más ganas yo preferiría una lata de Monster o un simple zumo, vaya.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora