ITALIA, SEPTIEMBRE DEL 2023
Fui a sentarme para esperar aquel vuelo, destino a Italia y más en concreto Pisa. Las horas de vuelo se me hicieron cortas y no sé si fue porque se me revolvía el estómago, así que una vez me bajé del aeropuerto y cogí mi equipaje fui directa a... no lo sé, la verdad es que mi intención era improvisar.
―Disculpa ―dije en inglés parando a un chico por la calle―. ¿Puede recomendarme un sitio al que ir?
Pisa me parecía demasiado para mí, buscaba algo íntimo y pequeño. El chico muy simpático y en un inglés chapurreado me señaló en Google Maps el sitio que más bonito le parecía pero que no había aeropuerto directo ni nada, sino que debía coger un tren local que me llevara.
Le di las gracias y con ayuda del móvil fui buscando donde podía ir a por el tren y cuando llegué compré el billete, otra hora de espera. Aproveché para poner en orden el móvil, con sus aplicaciones y creando una nueva cuenta de Instagram donde no me siguieran quince mil personas. Íntimo, privado, tranquilo.
Cuando llegó el tren, me subí esperando que dijera el lugar que el chico me había indicado. Jamás había ido a Italia, bueno no había viajado y nunca había salido de España. Me bajé con la bolsa a mi hombro, llegué a un lugar llamado La Spezia y ahí tuve que coger otro tren local para llegar al sitio en concreto, Vernazza.
Empezaba a cansarme de tantos trenes y buses por doquier, era un no parar y ya empezaba a cogerle manía al sitio. Hasta que llegué a Vernazza y me tuve que tragar mis propias palabras, con la boca abierta y los ojos destelleando.
Esas casitas de colores, la pequeña cala que había con el agua cristalina y el mar abierto, las montañas y las pequeñas barcas aparcadas. Era totalmente preciosa y de ensueño.
Avisé por WhatsApp a Julia y a mi padre de que había llegado diciéndoles el destino final después de tanto rodar. Les dije que iba a buscar un piso de alquiler porque de aquí no me iba en un tiempo y que les seguiría informando.
Me metí en internet mientras me sentaba en una cafetería que estaba en la calle central en Vía Roma, pedí un café y me dispuse a buscar alquileres para no tener que pagar un hotel. Mi idea principal era un hostal o algo, pero tenía claro que quería quedarme algunos meses y un hostal salía caro. Tenía dinero, pero no ilimitado.
―Perdone ―dije a uno de los camareros, lo dije sin querer en español.
―¿Espagnola? ―Decía él con una sonrisa.
―¿Hablas español?
―Un poco, suelen haber bastantes turistas ―dijo él con un marcado acento italiano―. ¿Qué desea?
―¿Sabría decirme si alquilan esta casita y dónde está? ―Le enseñé Google Maps.
―Está un poco más debajo de aquí, todo recto y lo alquila un chico de la Gelateria Vernazza, más abajo también.
―Muchas gracias ―dije dejándole el dinero del café.
―Buena suerte ―decía él a modo de saludo.
Recorrí la calle hasta llegar hasta la heladería, había un señor mayor y un chico que aparentaba mi edad.
―Buon pomeriggio ―dije en italiano―. Venía por el anuncio ―esta vez dije en inglés.
―¡Espagnola! ―Exclamaba el hombre mayor entusiasmado.
―Sí abuelo, espagnola ―decía su nieto, el cual hablaba español, pero se notaba su acento italiano.
―Veo habláis mucho español aquí ―dije sonriente, me facilitaría las cosas.
―Sí, mi compañero de piso es español y lleva un par de años viviendo aquí. Me enseñó ―dijo el chico―. Soy Alejandro, un placer.
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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Novela JuvenilAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...