13 (4ª Temporada)

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María despertó con un dolor de cabeza inmenso. Juraba que los oídos le pitaban por el dolor.
Miró a su alrededor: estaba dentro de una celda completamente blanca.

- Tan loca como para acabar en un psiquiátrico no estoy, ¿no?

Gimoteó por lo bajo, todavía un poco aturdida. Los párpados le temblaban, cansados.

- Oh, ya estás despierta.

Una voz hizo que María se espabilara. Ahí, detrás del vidrio que separaba la celda donde se encontraba del exterior, estaban dos chicos, siendo Lino uno de estos. Entonces, recordó todo.

- Hijo de... ¡¿Me has traicionado, en serio?!

Exclamó María, visiblemente cabreada por la traición de Lino.

- Qué fiera~.

Comentó Índigo, ahogando una carcajada.

- Con esas energías que trae podremos fusionar los dos mundos.

María hizo una mueca de disgusto hacia Índigo, quien, al verla, rió enérgico.

- ¡Pero no te pongas así, mujer! ¿No quieres vivir normal, como solías hacer antes de morir?
- ¡Vosotros planeásteis mi muerte, desgraciados!

Reprochó María, golpeando el cristal con rabia.

- No sé a qué estás esperando, Índigo. Drénale la energía de una vez. Me está mareando con tanta habladuría.

Habló Lino, con un tono tan distante que hizo que a María le diera un vuelco su inerte corazón en su pecho.

"¿R-realmente está pasando?"

Pensó, horrorizada. La mirada de Lino era tan fría que le resultaba irreconocible.

"¿Siempre has estado del lado de estos locos? ¿Del lado de los causantes de los "incidentes", Lino?"

A cada segundo que pasaba, María sentía cómo su mente se hacía trizas, y, lo peor, ya no tenía ningún hombro sobre el cual apoyarse para desahogarse como Dios manda.

Sus piernas flaquearon y, eventualmente, cayó al suelo, de rodillas, con la mirada perdida en el propio suelo. No se atrevía a mirar a ninguno de los dos que la miraban, el uno con diversión (Índigo) y, el otro, con indiferencia (Lino).

- Mi padre tiene que estar echando cohetes.

Comentó Índigo, llamando la atención de Lino.

- ¿Y eso?
- Además de las cualidades de un híbrido humano y espectro, va a obtener el poder de esta señorita, o, bueno, la energía de éste.

Explicó el de cabellos grisáceos, para, luego, mirar a Lino.

- ¿Por qué no te quedas con esta chica por ahora? Tengo asuntos que atender.
- Claro, me encantaría.

Sonrió Lino, de oreja a oreja, antes de ver a Índigo irse por un pasillo.
Luego, miró a María, todavía, en shock, en el suelo.

- ¿Es verdad?

La oyó sollozar, vulnerable, detrás de aquel cristal.

○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora