○~Sobrenatural~○

4

Al día siguiente, Celina se levantó temprano. No tenía muchas ganas de dormir, principalmente, por el estrés del instituto.

- Juro que si sigo así, dentro de poco mi salud mental estará por los suelos... O por debajo de estos.

Maldijo por lo bajo, al mismo tiempo que se tallaba los ojos con ambas manos, quitándose alguna que otra legaña. ¿Se había lavado la cara antes de ir al instituto? Sí, por supuesto, pero alguna legaña se le había resistido.

Se vistió como todos los días, tomó algo de café para desayunar, pues si no no aguantaba despierta ni media hora, y salió de su casa de camino al instituto.

Ya en los pasillos del instituto, sintió cómo algo le agarraba del brazo y le escondía en el baño. Por la fuerza ejercida, supo, al instante de quién se trataba.

- ¿¡Pero qué narices te pasa!?

Reprochó, visiblemente furiosa, hasta los santísimos cojones de aquella persona, y  ira que acababan de, prácticamente, empezar el curso. En serio, las ganas que tenía de irse del instituto para no volver a ver aquellos ojos miel en su vida.
Su "secuestradora" rodó los ojos.

- Iré al grano. Hace ayer que vinieron dos hermanas mellizas. Por muy raro que parezca, ambas tienen relación con el tema de lo sobrenatural.

Celina alzó una ceja incrédula. Prácticamente todo parecía una broma.

- ¿Me estás tomando el pelo?

Bostezó la artista, queriendo salir a toda hostia del baño y escapar del campo de vista de Kira.

- Si hay algo que no me gusta hacer por las mañanas es perder el tiempo con una pringada, así que agradece que te hable de esto y te avise de estos temas.

La de ojos marrones suspiró.

- Bien, ¿cuál es tu plan?
- Hablarles, por supuesto.

Celina rodó los ojos, gesto al que Kira respondió, alzando una ceja.

- Qué.
- ... Eres muy simple.

Ignorando el cómo Kira la regañaba, Celina pensaba en algo que no se le había pasado por la cabeza todavía: ese año parecía que iba a ser sumamente interesante.

- Bien... Ya veremos después de clases.

Aclaró Celina, saliendo a paso normal del baño.

Cuando ya era la hora del recreo, Celina y Nerea salieron de clase juntas.

- Así que... ¿hay más?
- Sí... Sospechoso, pero cierto.

La pelinegra se quedó pensativa.

- No creo haberlas visto.
- Yo tampoco.

Vieron cerca de la puerta de una de las clases del pasillo a dos jóvenes. Una tenía el pelo largo, liso y rubio y ojos verdes, mientras que la segunda tenía el cabello largo negro y ondulado, y los ojos de un color violáceo.

- Hola, antisociales.

Escucharon a sus espaldas.