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Coral y Mika estaban andando por el pasillo del segundo piso del edificio principal, hablando de cualquier cosa, como cualquier dúo de amigas.

- ¿Sabes? Me han aceptado en el conservatorio.

Dijo Mika emocionada, con una sonrisa casi imborrable en su rostro.

- ¿En serio? Qué suerte. Ya me gustaría a mí poder, siquiera, ver un instrumento musical, o lo que me rodea, en general.

Confesó Coral, agachando un poco la cabeza.

- Entiendo... Yo no sería capaz de vivir sin ver, aunque mis oídos captaran todo sonido.

Comentó Mika, estando pensativa.

- Y eso que, suerte que tú eres "algo fuera de este mundo", y puedes ver cosas que otros, aún con ojos sanos, no pueden ver.

Añadió, pero su amiga de mechas negó con la cabeza, agitando con esta, sus dos coletas.

- No sabría si decir que eso es una ventaja. Veo esencias de los sobrenaturales y almas por todas partes. Aunque, es verdad que la primera persona sobrenatural que vi fue Daniela, en el parque hace unos días.

Hizo una pausa y siguió con lo que estaba diciendo.

- Sin embargo, las almas errantes de este mundo... es algo que trato de ignorar.

Finalizó, bajando cada vez más y más su tono de voz.

- ¿Por qué? ¿Son peligrosas?

Cuestionó Mika, visiblemente preocupada por su amiga.

Coral se remangó el brazo derecho, mostrando como una enorme quemadura adornaba su antebrazo.

- ¿Eso te lo hizo una de esas almas que dices?

Volvió a cuestionar la de ojos azules, sintiendo un intenso dolor en su brazo, reflejo por haber visto las marcas que decoraban malamente el brazo de Coral.

- Sí. Pero, no guardo rencor a ningún alma, ¿sabes?

Por un momento, los ojos de Coral se fijaron hacia delante, sin fijarse en nada concreto.

-De cierto modo, empatizo un poco con ellas y comprendo lo difícil que es aceptar que uno ya no tiene- ¡!

Se detuvo en seco, colocándose enfrente de su amiga, subiendo la guardia.

Mika parpadeó un par de veces, sin entender qué estaba pasando, pero, al mismo tiempo, sentía el aire tenso, hostil.

- ¿Coral?

Preguntó en un susurro, pero Coral le hizo una seña con un índice sobre sus labios.

- Shh... No estamos solas.

Explicó.
Mika se asomó por el hombro derecho de su amiga, quien tenía la mirada fija en el frente, y afinando sus sentidos.

- ¿Coral?

Llamó la de ojos azules, de nuevo.

Coral se quedó mirando al frente, viendo lo que parecía ser una llama de color violeta, brillando con cierta vivacidad, como si quisiera decirle algo a la de mechas, quien no acababa de fiarse de dicho elemento.

○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora