5 (3ª Temporada)

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Ya por la mañana, María sentía su cuerpo exhausto. Todo era una constante: si no dormía lo suficiente, su humor empeoraba, y, ahora que su ansiedad había aumentado exponencialmente por culpa del continuo pensamiento de "Ya no estás viva", su carácter no era, ahora, para nada, el más amigable del "mundo espectral". Estaba cansada, confusa y, por supuesto, furiosa.

- Buenos días, María.

La vocecilla de la amigable Coral la trajo de vuelta a la realidad.

- Hola... ¿No vas a llegar tarde a clase?
- Nop. Soy muy rápida preparándome.

Rió la de mechas, acomodando las cintas que sujetaban sus dos coletas.

- Si tú lo dices...

Resopló María, dejándose caer su trasero sobre una de las sillas frente a la mesa de la cocina.

- Vaya, pareces un zombi. ¿Segura que no quieres dormir un poco más?

Preguntó Kurai, tras tomar asiento al lado de Coral.
María ya no sabía si, o bien era por aquella pregunta, o la mera vista de la parejita lo que le estaba trastocando.

Optó por no decir ni palabra, permitiéndose bufar un segundo, cruzando sus brazos sobre la mesa, y posando su mentón sobre estos, con pereza.

- Buenos días~.

Canturreó una tercera voz.
María rodó los ojos. Lino acababa de entrar a la cocina, y sabía exactamente qué significaba aquello: se iba a sentar frente a ella, clavando su mirada hecha de olivino, analizando todos y cada uno de sus movimientos, por sutiles que fueran.

- ¿Por qué tienes los ojos violetas? ¿Moriste, a caso, con lentillas puestas?

Preguntó el pelirrojo, con cierto aire burlesco. María rodó los ojos.

"Qué gilipuertas."

Pensó, y optó por contestar.

- Nací así, imbécil. Si no te gustan mis ojos, no los mires.

Escupió, antes de oír abrirse la puerta del comedor.

- ¡Holaa!

Ahora había entrado Sakura, su "psicóloga". Uno de los pocos espectros por los que María sentía cierta empatía, y no porque le cayera bien, sino por el simple hecho de que la de ojos rosados debía soportar sus cambios de humor de la pelinegra, y más movidas que, si María se pusiera a contar, tardaría siglo en enumerarlas.

- María, ¿qué tal has dormido hoy?

Preguntó la de ojos rosados, en un tono al cual María, por muchas arcadas que le diera por lo suave y dulce que era, no podía contestar escupiendo con amargura sus desgracias, como habituaba hacer con los demás.

- No mucho mejor... siendo honestos.

Sakura se sentó a su lado, dejando una silla entre ambas, pues sabía que María odiaba estar ta cerca de otras personas que no fueran su hermana, por supuesto.

- Por cierto, ¿le puedes decir algo a ese tipo para que deje de mirarme fijamente?

Le susurró a Sakura, quien miró a Lino. En efecto, el pelirrojo miraba fijamente a María, sin que su sonrisa se desvaneciera. ¿Perturbador? Obvio que sí, pero Sakura nunca veía lo negativo del asunto. Eso hizo pensar a María que, tal vez, Lino hacía eso con todo el mundo.

○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora