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- ...ere... Nere... ¡Nere, despierta, por favor!

La nombrada abrió los párpados de golpe. Sentía un terrible mareo.
De todos modos, sus ojos captaron una imagen extremadamente borrosa de cierto pelinegro, que gracias al cielo, seguía vivo y con ella.

- N-Noah...

Pronunció, antes de empezar a toser. Tenía la garganta muy seca, y le picaba.
Su compañero la ayudó a incorporarse, por lo menos, hasta quedar sentada.

- Tranquila, tranquila... Todo está bien.

Murmuró el pelinegro, envolviendo a la contraria en un cálido abrazo. No es que él estuviera calmado en ese momento, pero estaba muy aliviado al ver que la de ojos de platino seguía viva, con él.

- ¿A-Alba? ¿Estás despierta?

Preguntó Nerea, esperando oír la voz bromista de su hermana en estéreo, envolviendo su cabeza, y haciéndola arrepentirse de haber preguntado en un primer lugar.

- Ugh... Qué dolor...

Una voz gruñó un poco más alejada de los otros dos, quienes miraron a ver quién era.
Sus ojos mostraban la sorpresa absoluta.
Allí se encontraba una joven de rasgos faciales y físicos, en general, idénticos a los de Nerea, exceptuando sus cabellos albinos, sus ojos dorados y su piel de un tono blanquecino. Vestía con una camiseta holgada de escote de hombros, unos pantalones cortos negros y botas altas de este mismo color.

- ¿¡A-Alba!?

Volvió a llamar la pelinegra, sin creerse la información que le estaba llegando por sus ojos.
Viendo a aquella chica albina responder a aquel nombre al girarse, Nerea esbozó una sonrisa.

- Uff... Menos mal que estoy muerta...

Pensó la albina en voz alta. Parecía algo molesta por el dolor de cabeza, pero, de igual forma, parecía tranquila.

- De todos modos, ¿por qué tengo cuerpo físico?

Preguntó, esta vez, dirigiéndose a su hermana y a Noah.

- Ni idea.

Empezó Noah, negando, también con la cabeza.

- No sabemos ni dónde estamos.

Añadió en un suspiro, viendo dónde estaban.

Al parecer, era una ciudad de calles y edificios oscuros como el azabache, con un cielo violeta profundo, decorado con lo que parecía una luna gigante y roja, la cual, aunque muy tenuemente, iluminaba la ciudad.

- Wow... ¿Qué es todo esto?

Habló Alba, quien ladeaba su cabeza. Su cuello crujía levemente al torcerse, haciendo a su hermana estremecer.

- No lo sé. ¿Qué pasó exactamente en el despacho del director, Noah?

Preguntó la de ojos plata, pero Noah arrugó su nariz.

- Pues, si te soy sincero, y según recuerdo, no había nadie.

Nerea ladeó la cabeza.
Si no había nadie, ¿cómo era posible el que estuvieran en otro lugar?

○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora