Daniela estaba en un cuarto que Karina le había asignado, concretamente, en el que despertó.
Como pasaba en el resto de los cuartos del edificio, todo era de color blanco, sin excepciones. Un poco monótono, sí, pero no podía quejarse, pues ahora ya no estaba en peligro.Ya iba a dormirse, por lo que, utilizando la misma camisa con la que había aparecido en aquel lugar (estando esta limpia, claro), se arropó entre las inmaculadas sábanas blancas, no sin antes, apagar la tenue luz que iluminaba el cuarto.
Se tumbó, mirando hacia la pared, y pensó, preocupada, en su hermana.
- ¿Dónde estás, María?
Murmuró, apretando la almohada con una mano.
No tardó mucho en dormirse. Estaba cansada, aún por sus heridas que no curaban, y porque había estado ayudando a Karina durante todo el día, ordenando libros, preparando compuestos que no conocía... Sí, Karina era científica. Tenía una sala que funcionaba como un sofisticado laboratorio en el que trabajaba prácticamente durante todo el día.
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.Coral despertó, sintiendo un terrible picor en la garganta.
Para no despertar a nadie, se levantó sigilosamente y salió a la calle, para, una vez allí, toser sin parar.
Se tapó la boca con una mano y siguió tosiendo, y, cuando paró, miró su mano, la cual estaba ahora manchada con un líquido de un color bermellón muy oscuro, casi negro.
- ¿Qué es esto?
Jadeó espantada, limpiandose con la cara interna de su poncho violeta (el cual se había puesto con anterioridad porque tenía frío). De ese modo, nadie sospecharía... ¿no?
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.Pasaron unas cuantas horas, cuando la puerta del cuarto de Daniela se abrió.
Alertada, la rubia se aferró con más fuerza a las sábanas, cual niño pequeño tratando de esconderse del "Coco"."No me mires, no me mires, no me mires..."
Pensaba, tiritando un poco, antes de sentir una mano posarse en su hombro, lo que le hizo gritar de terror, activando su poder, sin querer, mientras se incorporaba de golpe. Se cubrió la cara con los brazos y cerró los ojos con fuerza.
- ... Oh, venía a darte algo de medicina...
Habló una voz masculina inexpresiva.
Aún sorprendida, Daniela miró al intruso frente a ella, y lo analizó curiosa.Era un joven, algo más mayor que ella, posiblemente. Era rubio y de ojos verdes grisáceos, con una tez que no podía distinguir muy bien debido a la ausencia de luz.
- Un momento... ¿No tienes sueño?
Preguntó la rubia, sorprendida. El contrario negó.
- Pero, mi poder...
- No me afecta.Contestó neutral, tendiéndole a Daniela una pastilla y un vaso de agua.
- Tómatela. Karina dice que así te curarás antes.
- ¿Karina? ¿Tú también eres de aquí?El joven asintió, arrodillándose para quedar al mismo nivel que Daniela.
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○~Sobrenatural~○
De Todo¿Qué harías si vivieras con un poder que te diferencia del resto de la sociedad? ¿Y si ni siquiera tu instituto tiene una historia normal, sino que guarda una variedad incontable de secretos oscuros, que, hasta ahora, nadie se ha preocupado por des...