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Daniela había llegado a su casa. Muchas cosas rondaban por su mente después de lo ocurrido en el parque, aquella tarde, lo de Coral, la primera mención que se la hacía del "incidente... Por alguna razón, su vida que pretendía cambiar a una "normal", se estaba volviendo más y más rara.

María no tardó mucho en darse cuenta de lo distraída que parecía su similar. Esto fue, porque la había llamado unas cuatro veces dos minutos antes, y, normalmente, Daniela contestaba al primer llamado.

- Daniela.

Llamó, al fin, su atención. Cuando la llamaba por su nombre y no por su mote, significaba que se trataba de algo serio, ya que, normalmente le llamaba hermana o Dani.

- D-dime, hermana...

¿Por qué titubeaba? Estaba con su hermana, por tanto, no tenía por qué estar con la guardia en alto, ¿no?

- ¿En qué estás pensando? Te veo bastante distraída.

La de ojos verdes tragó en seco. La mirada de su hermana se clavaba en la suya como varios alfileres.

- ... Dime, ¿en qué piensas?

Insistió la de ojos violáceos. La rubia se puso más nerviosa. Empezó a jugar con sus dedos y a temblar un poco.

La pelinegra se estaba impacientando, y eso no era cosa buena. Daniela finalmente suspiró.

- ...He encontrado una chica más.

Cedió Daniela, al fin. Notó parte de sus nervios y preocupaciones abandonar su ser, pero dejándola con un sentimiento inefable, ni bueno, ni malo.

Su hermana ladeó un poco la cabeza. ¿Había escuchado bien?

- ¿Otra más?

Repitió las palabras de su similar.
Daniela resopló.

- Sí... También va a nuestro instituto... E-es extraño que, aún, no hayamos conocido a ningún chico.
- Lo habrá, que no te quepa duda...

María se puso pensativa. En aquel lugar había demasiadas casualidades como para que fuera aquello cierto.

- Demasiadas casualidades en un lugar como este.

Afirmó seria, haciendo sobresaltar un poco a su hermana.

- ¿Por qué no me lo has contado antes?

Volvió a preguntar. Parecía como si la rubia se quisiera distanciar de alguna manera.

- Y-yo... Solo no quería que te pusieras sobre-protectora. ¡Yo también tengo derecho a guardarme cosas para mí, ¿sabes?! Al igual que, también quiero hacer amigos, y no puedo relacionarme si siempre estás ahí, evitando que hable con la gente.

La mirada de la rubia se hizo más firme, como si quisiera hacerle frente a la de su hermana, quien estaba más que sorprendida, mas no lo mostraba de manera superficial.

Rindiéndose ante la mirada esmeralda de su hermana, María suspiró pesadamente.

- ¿Me dirás al menos su nombre?
- Coral. Es de un curso menor que yo.

○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora