- ¿Kurai?
Llamó Coral. Vale que era ya fin de semana y no había que madrugar, pero, normalmente, Kurai, a esas horas, estaría en la sala o preparando el desayuno con Sakura. Y, sin embargo, la puerta de su cuarto estaba cerrada a cal y canto, cosa que extrañó aún más a la joven de mechas.
- Ah, Coral. ¿Qué haces, buscas a tu novio?
Llamó una voz, y Coral se giró en su dirección.
- Karina. ¿Le ha pasado algo a Kurai? ¿Se encuentra mal?
Señaló a la puerta, refiriéndose a Kurai.
La pelirroja aspiró entre dientes, dudando en qué decirle a la menor.- Sí... Pero, no es grave, solo-
- Abre la puerta, Kurai, por favor.Suplicó Coral, apoyando su cabeza en la puerta, la cual, de pronto, produjo un sonido, antes de abrirse un poco. Coral pudo ver una silueta cubierta con una manta a modo de túnica.
- C-Coral.
Llamó Kurai, claramente nervioso.
- ¿Te encuentras bien?
Cuestionó la de mechas, empujando un poco más la puerta, hasta entrar en el cuarto, dejando a Karina fuera.
- Ah... Tan jóvenes.
Suspiró la científica, volviendo a paso tranquilo a su laboratorio.
- Kurai, ¿te pasa algo? ¿Te encuentras mal?
Coral le iba a quitar la "capucha" de su "túnica", pero Kurai retrocedió. No mostraba ni los ojos, solo, unos labios titubeantes que, a pesar de querer decir algo, no decían nada.
Rápidamente, la de mechas le quitó bruscamente la capucha, ahogando, tras esto, un jadeo de sorpresa. El cabello que antes era de color plateado, ahora era castaño, y los ojos color malva, tenían un color miel, sumado a un brillo que Coral solo podía distinguir en una persona que aún seguía con vida.
- Kurai.
Llamó de nuevo, aún sorprendida.
El nombrado miraba al suelo, con una timidez inimaginable, y con un rubor sumamente notorio en sus cachetes, los cuales ahora sentía cálidos.- Ayer me atacó Índigo.
Explicó, dejando, por un momento, sus titubeos de lado.
- No sé qué habrán estado haciendo él y Violeta, pero han creado una sustancia que devuelve a un espectro a la vida.
Dijo, con un tono cercano a uno de lamento. Sintió algo presionar su yugular: las yemas de los dedos índice y corazón de su novia, para ser exactos.
- Estás vivo...
Sonrió Coral, tierna, como acostumbraba.
- Sí, pero, ahora, no tengo mis poderes.
Se quejó Kurai, abrazando la manta contra su cuerpo. Tenía frío.
- Suerte que fue a mí a quien atacó, porque, si no, Alba hubiera sido la que salía perjudicada.
Recordó en voz alta, extrañando a su novia.
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○~Sobrenatural~○
De Todo¿Qué harías si vivieras con un poder que te diferencia del resto de la sociedad? ¿Y si ni siquiera tu instituto tiene una historia normal, sino que guarda una variedad incontable de secretos oscuros, que, hasta ahora, nadie se ha preocupado por des...