24 (3ª Temporada)

9 2 2
                                    

- Buenos días, papá.

Saludó Nerea. Se había levantado casi a la par que su padre para poder despedirse de él.
A penas habían pasado unos días desde que dieron de alta al mayor, en el hospital, junto con el padre de Celina, y ya había vuelto a trabajar como lo hacía antes de lo sucedido.
Decidió, además, quedarse en casa de su hija por unos días para hacerla compañía, temiendo que le fuera a pasar algo. Aunque, claro, el no sabía sobre la peculiaridad de Nerea, por lo que, para ella, su protección le era algo innecesario, a pesar de que valoraba el volver a estar con él como familia, cosa que echaba ya de menos.

- Buenos días, cariño. ¿Has dormido bien?
- Sí.

Mintió Nerea. ¿Cómo iba a dormir decentemente cuando estaba a punto de participar en una guerra? Era, simplemente, imposible.

- Verás... Venía a decirte que... me voy a ir por un tiempo.

Nerea luchaba con todo su corazón para no llorar.
Su padre la miró, serio.

- Parece que la cosa es seria... ¿No sabes cuándo vas a volver?
- ... No.
- Ya veo.

Un incómodo segundo de silencio pasó.

- Y, ¿Noah va contigo?
- Noah, y Celina, Coral, Daniela, María, y todos los demás.

Nerea no había hablado mucho de su grupo. De hecho, su padre sólo conocía a Noah y a Celina, aunque tuviese favoritismo por el primero mencionado, por obvias razones.

- Cuida bien al chaval. Los del norte nos tenemos que ayudar.
- Si fuera del sur, también lo haría.

Completó Nerea.

- Le quiero igual.

Añadió, y su padre sonrió juguetón.

- ¿Que "lo quieres", dices? Y yo que pensaba que ibas a negarlo. ¡Ah, cuánto has crecido, cielo!

Nerea suspiró pesadamente. Su padre era, por dentro, un chaval con las hormonas a mil.

- Me ha invitado a tomar un chocolate con churros cuando volvamos. Obviamente no lo puedo rechazar.
- Oye, dile que está bien avanzar poco a poco, pero que tampoco se pase de la raya, ¿eh? Que veo qué intenciones tiene.
- ¡Pero si ya le conoces, no es mal chaval! Ya verás que no va a hacer nada raro.
- ¿Seguro que no piensa, en vuestra primera cita, llevarte a la ca-
- ¡Papá, que ya eres un adulto, hombre!

Exclamó Nerea.

- Además, cuando te fue a visitar al hospital, hablábais como si fuerais amigos de toda la vida.
- Y claro que es un buen chaval. Ya te lo dije, sólo aceptaré a ese chico como continuación de nuestra familia.
- ¡Uff, calla, calla, que me recuerdas a mi madre!

El semblante del mayor se endureció ligeramente ante la mención de la progenitora de Nerea.

- La diferencia es que tu madre te quería casar a los dieciocho, con o sin tu aprobación, a la antigua. Yo quiero que estés con ese chaval, porque que es amable, respetuoso, y tiene un claro cariño incondicional hacia tu persona.

El mayor se levantó del sofá donde estaba sentado.

- Ya sabes que no te voy a decir que correspondas los sentimientos de una persona sí o sí, eso es cosa tuya.
- Lo sé... Siempre fuiste más comprensivo conmigo que mi madre.
- Fue culpa de ella y mía que crecieras sin tener ni idea de estos temas. Actuar como "buenos" padres a pesar de que ambos ya no nos soportábamos, finalmente, resultó en un pequeño trauma que has estado arrastrando hasta hoy.

○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora