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- Oye, rubito... ¿En serio sabes por dónde vamos?

Llamó Kira, a lo que Andrew se dio media vuelta, sonriendo levemente antes de hablar.

- Por supuesto que no.
"¡¡Y LO DICE TAN CONTENTO!!"

Pensaron las chicas a la vez, con una expresión de incredulidad plasmada en sus rostros. Andrew rió ante aquello.

Llevarían, igual, unas horas desde que llegaron a aquel lugar al que Andrew había llamado "Ciudad Fantasma", y ya se estaban poniendo nerviosas ante la idea de, probablemente, no volver a casa jamás.

"Si hemos llegado hasta aquí, digo yo que se podrá volver, ¿no?"

Ese tipo de incógnita rondaban por la cabeza de la artista, que, aunque encontraba curiosa y hasta inspiradora la atmósfera del lugar y la gigante luna roja que iluminaba las calles color azabache, también quería volver a su mundo, volver a casa, hacer un nuevo dibujo o boceto, o dormir la siesta hasta la hora de cenar.

- Entonces, ¿para qué nos dices que te sigamos?

- Para que nadie se meta en problemas. Recuerdo muy pocas cosas de este lugar, y entre ellas, que es muy peligroso.

Celina tragó en seco ante la respuesta de Adrew.

- ... ¿Cómo que peligroso?

Repitió, su voz tornándose seria pero temblorosa.

- Sí... Es un lugar donde las normas no existen. Matar, robar, o crímenes en general, son cosas del día a día.

Explicó el ucraniano, con tal naturalidad que asustó a sus acompañantes. A ver si, efectivamente, no iban a salir de allí con vida...

- ¿Cómo saliste de aquí, entonces?

Interrogó Kira, con un permanente cosquilleo de temor corriendo por su estómago.

- Oh... Eso fue gracias a Kurai. Él se dio cuenta de que yo estaba vivo, y que este lugar, por tanto, no sería seguro para mí.

Empezó Andrew, torciendo hacia otra calle, también vacía, como las que habían estado pasando hasta el momento.

- Luego tuve que fingir tener una amnesia total, y todo lo que os he contado antes.

Las chicas se quedaron en silencio por unos momentos.

- Un momento. Kurai dijo algo de que en este lugar no existía la muerte. Entonces, ¿cómo van a poder matarnos?

Recordó Celina en voz alta, a lo que el rubio movió su mano, como si dijera "más o menos".

- Bueno... No os ha mentido, de cierto modo. Si alguien muere en este lugar, a las veinticuatro horas, volverá a tener un cuerpo físico.

Explicó.

- Pero, a partir de ese momento, este será su hogar. Si un alma revivida va a nuestro mundo, esta no tendrá un cuerpo físico, y no será vista más que por las personas que son como nosotros.

Finalizó, en un tono algo más distante, como si acabara de recordar algo que no debía.

Las chicas entendieron, y, sin hacer ninguna pregunta más al chaval, siguieron su camino en silencio.
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○~Sobrenatural~○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora