Capitulo 93

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—No todos podemos matar y que nos vean como héroes, Helena —musitó

Salió de la sala con paso apresurado y sin mirar atrás.

"Le doy cinco minutos", pensé

Pasado el tiempo, la busqué con el rastreador que le puse.

La encontré en un puente y me dirigí allá. Al llegar caminaba un poco desorientada y me acerqué a ella. Tenía el cabello cafe nuevamente.

—¿Caitlin?

Ella me miró y caminó despacio hasta mí. Una vez ahí, la pude ver con claridad,estaba sangrando.

Sin pensarlo dos veces la tomé en brazos y la llevé a los laboratorios.

Una vez ahí, comenzó a limpiarse las heridas, luego se suturó la herida.

—Dame eso —dije extendiendo la mano para pedir las pinzas

Ella dudó.

—Mi abuelo era doctor

Ella soltó las pinzas en mi mano y comencé a ajustar el nudo.

—Lo que no te dije fue que nunca conocí a mi abuelo —confesé con una sonrisa

Ella abrió los ojos.

—Tranquila, me he suturado sola un montón de veces.

Terminé de ajustar el nudo y ambas salimos al cortex.

—Hablame de sus poderes —pedí— Ese metal extraño que controla, ¿Sabes lo que es?

—Es un tipo de aleación de alnico

—¿Crees que puedes rastrearla con el satélite? —le preguntó Iris a Felicity.

—Un escaneo geológico de la ciudad en busca de pequeños rastros de aluminio, niquel y colbato. Hecho —respondió ella

—Se dirige a Lawrence Hills, todas las industrias están ahí —dijo Cecile mirando la pantalla— Acereras, muelles, bodegas.

—Voy a ir —decidí

—Llamamos a Barry, pero no responde —comentó Felicity

—Esta bien, iré sola

Me puse el traje y regresé al cortex por mi espada y escudo.

—Helena, ten cuidado...ella es muy peligrosa

—Nada que no pueda manejar

Llegué a la ubicación que me enviaron y Amunet estaba ahí junto con su guardaespaldas raro y el hombre de las lágrimas.

"El hombre de las lágrimas, seguro que Cisco puede poner un nombre mejor", pensé

Había casi diez hombres con armas, así que dejé caer una bomba de humo.

"Será al estilo Batman, entonces"

Bajé y comencé a golpear a todos hasta que solo quedamos Amunet y yo.

—Hoy es mi día de conocer celebridades —dijo con una sonrisa

—Tal vez te arrepentirás de este encuentro.

—Calma, calma. No hay por qué pelear, podemos hablar de negocios.

—Mientras lastimes gente, no podemos hablar de nada.

—Tu y yo, podríamos ser diosas —ofreció

—Ya soy una, ¿Te lo demuestro?

Alzó su mano en mi dirección con intención de lanzarme algo, sin embargo, el imán sobre nosotros comenzó a hacer ruido y se llevó todo el metal de su mano.

The lightning huntress (Barry Allen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora