Capitulo 116

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Un par de días después, Harry nos llamó al laboratorio de velocidad, tenían la teoría de que podrían traer a Killer Frost de vuelta.

—... Así que Ramón usará su vibración para sacudirte a nivel molecular y ver si conseguimos que tu vieja amiga Killer Frost salga a jugar.

—¿Estás seguro de que funcionará?

—Bueno, como cualquier hipótesis, tienes que probarlo para tener una respuesta. Es lo que todos hemos hecho desde el cuarto grado, conocido como...

—¿Método científico? —adivinó Barry

—¡Eso es, Allen!

Cisco entró en ese momento al laboratorio.

—Aqui está, bien. Pónganse en posición

Cisco se alejó un par de pasos de Caitlin.

—Ramon, ¿Listo?

—Si —afirmó él

—Snow, ¿Lista?

—Si

—Tres, dos, uno...

Cisco le disparó a Caitlin en un grado bastante suave, pero nada sucedió.

—De nuevo —pidió Harry

—No te molestes, no funcionará —interrumpí y miré a Cisco— Caitlin no tiene materia oscura en su sistema, pero eso es algo que debiste haber olvidado.

Miré a Harry y el frunció ligeramente el ceño.

—Si, yo... Lo olvidé.

Todos se sorprendieron un poco.

—¿Por qué no nos dices la verdad, Wells?

Él suspiró ligeramente y nos llevó al cortex para mostrarnos un escaneo de su cerebro.

—Harry, ¿Estás...?

—¿Perdiendo mi inteligencia? Si —respondió él— La inyección de materia oscura de la gorra de pensamiento aparentemente frió mis sinapsis. Y en lugar de acelerar mi cerebro, lo desaceleró.

—¿Por qué no nos lo dijiste antes?

—¿Cuánto tiempo hasta que...?

—No hay forma de saberlo —respondió Harry— O sea, hay días que pienso con claridad y otros días... No puedo.

—La buena noticia es que esto se puede revertir

—Empezaré a trabajar con eso —ofrecí

—No, no lo harás, Wayne —insistió Wells

—No fue una pregunta

Comencé a analizar los diseños del casco, y las pruebas que se habían realizado.

Horas después, Barry tocó la puerta y volteé a mirarlo.

—Ponte tu traje, tenemos trabajo

Volví la vista a los planos de la gorra.

—Muy curioso, querido. Yo soy la que da las órdenes usualmente.

Le lancé una lata a la cabeza, que claro atrapó antes de que llegara a su destino.

Me puse el traje y lo seguí.

—¿Siempre te tienes que quejar por todo? —preguntó jugando y me dió un codazo

—Dejaría de ser Helena Wayne si no lo hiciera

Llegamos al muelle y comencé a monitorear la zona.

Un golpe contra un contenedor cercano me hizo ir hacía allá en un instante.

The lightning huntress (Barry Allen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora