Cap 4

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—Entonces... nada—dejo el papeleo en el escritorio, negando con desaprobación—. Christopher, la misión está muy bien, pero ustedes no tienen absolutamente nada. Ni una maldita pista de Ilenko además de que le gustan las prostitutas.

—Se esconden como ratas—se encoge de hombros mientras revisa algo en su celular

—Deja de sextear—mascullo y levanta sus ojos hacia mi—. Dime qué diablos pasa entre Rachel James y tú.

—Cogemos.

—¿Oh? No me digas, no lo noté—ruedo los ojos—. Dime qué pasa, Christopher, para saber qué mierda hacer con Gema y Liz.

—Convencí a Gema de que no iba a ver más a Rachel, que solo fue cosa de una noche—rueda los ojos—. Puedes hacer lo que quieras con ellas.

—Bien—sonrío—. ¿Cuánto abarca ese "puedes hacer lo que quieras"?

—Confía en mi cuando te digo que es exactamente eso, lo que quieras—me mira a los ojos, y entiendo que hay algo que no quiere soltar, pero que es lo suficientemente grave como para quererlas fuera

—Marissa ocupará el lugar de Gema en la misión—aviso—. Y quiero un regalo por las molestias.

—¿Joyas?—pregunta y niego

—Un bonito auto último modelo—sonrío—. Un Mercedes personalizado, de preferencia. Y si necesitas comprar acciones para que te lo den, entonces sé un dulce hermano y hazlo—le lanzo un beso antes de levantarme

—Eres una caprichosa—dice mientras me acerco a la puerta

—Me amas—río, y chillo cuando soy envuelta por sus brazos y puesta sobre su hombro como un saco de papas—. ¡Christopher!—jadeo, porque su hombro está justo en mi estómago

Me acomoda, evitando causarme un hematoma, pero comienza a sacudirme como lo hacía cuando éramos más pequeños.

»¡No! ¡Me harás vomitar!—me quejo, pero él ríe, divirtiéndose con mi tortura, así que comienzo a golpear su espalda

—Eso no me duele, enana, soy puro músculo.

—Y pura humildad—ruedo los ojos, pero eso solo me marea más—. Debo ir a entrenar, Christopher, y verdaderamente me estoy mareando.

—Bien, eres una llorona—me deja en el piso y me estabiliza cuando me tambaleo—. Ven a cenar en casa esta noche, pediré comida griega.

—Por supuesto—me aferro a sus brazos, esperando a que todo deje de girar—. ¿Conoceré a Rachel o vas a ocultármela a mi también?

—Sabes que no te oculto nada, eres como un jodido sabueso—besa mi frente—. ¿Necesitas que te cargue y te lleve a la enfermería?

—No, estaré bien—parpadeo un par de veces antes de sonreír

—Bien, mejor vayamos a almorzar—abre la puerta, y ambos salimos de su oficina—. Y acomódate el cabello y la camiseta, pareces una loca.

—Halagador—ruedo los ojos, pasando mis dedos por mi cabello—. Espero que los soldados no crean nada raro al verme salir así de tu oficina—no contengo mi expresión de asco

—¿Desde cuando te importa lo que crean los soldados?—me mira de reojo—. Además, es obvio para todos que somos jodidamente familia, Sisie.

—Dios, no, no me digas Sisie—me quejo—. Parece que hablas con una niña de siete años. Mejor busca otro apodo.

—No, me gusta Sisie—despeina mi cabello y golpeo su espalda, escuchándolo reír mientras yo resoplo y vuelvo a arreglar el desastre

***

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora