Cap 31

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—Jamás voy a superarlo—se queja Simón cuando la película acaba y yo río, acariciando su brazo suavemente mientras me encuentro sentada en su regazo y con la cabeza recostada en su hombro.

«Fue él quien me puso aquí»

—Vive con eso, como yo—beso su mejilla—. El diario de Noah no es algo que se supere, agápi mou.

—Lo puedo ver—gira su rostro para besar mis labios y yo río cuando comienza a dejar un beso tras otro, acelerando mi corazón en menos de nada—. Que hermosa te ves hoy, ¿lo dije?

—¿Ah si?—río—. Si, debo verme sumamente hermosa con tu camiseta—enarco una ceja mirándolo con diversión.

Hubo un... bueno, retraso antes de ver la película. Terminamos follando y luego duchándonos antes de sentarnos en el sofá para seguir el plan original.

—Te verías hermosa con una bolsa de basura—me acomoda en su regazo para que quedemos frente a frente—. ¿Quieres acompañarme mañana a ver el departamento?

—Por supuesto—rodeo su cuello con mis brazos—. ¿Vas a pedirme que me mude contigo antes o después de verlo?

—¿Fue Patrick?—parpadea y asiento—. Sabía que no debí preguntarle, no se guarda información ni siquiera si su vida depende de ello...

—En realidad, me alegra que me lo haya dicho—lo interrumpo—. ¿Quizás deberíamos hablar de lo que te inquieta?

Respira profundo antes de asentir, con sus manos acariciando mi espalda mientras parece pensar cómo expresarse.

—Peyton es una bebé, ella es... una responsabilidad muy grande—suspira—. Sé que habíamos hablado de tener bebés, pero tener que cuidar uno que no es tuyo... no quiero imponerte algo que no es tu obligación.

—Peyton es tu hija, Simón—acaricio su cabello—. ¿Y quien diablos dice que no es lo mismo cuidar a la hija de la persona que amas? Ya sé que no es mi obligación, pero es algo que quiero hacer porque ella es parte de ti—apoyo mi frente en la suya—. Deja de pensar en los demás y el qué dirán. Yo quiero esto, Simón. Quiero cuidar de ti y de Peyton, y quizás algún día ella se vuelva mi hija también.

Sus ojos brillan de una forma que me llena el pecho. Me mira como si fuera lo más maravilloso que ha visto en su vida y eso me hace sonreír dejando un casto beso en sus labios.

—Tendremos hijos algún día—asegura y asiento.

—Los amaré a todos por igual—prometo—. Ella es una pequeña parte de ti, y a ti te amo. ¿Cómo no hacerlo con ella también?

—Eres...—suspira—. Te amo, preciosa—su mano rodea mi cuello y une nuestros labios en un beso que me hace gemir.

Nuestras lenguas se acarician con vehemencia y pasión, ambos respondemos al otro cargados de deseo y pasión.

—¿Tomo eso como un si a mudarte conmigo?—pregunta y río asintiendo—. Gracias a dios por eso, estaba jodidamente nervioso.

—Aw, eso es adorable—me burlo—. ¿Imaginas la cara que va a poner Christopher? Dios, será maravilloso...

—¿Necesitaré que me cuides cuando vuelva a romperme la nariz?—pregunta y río—. Eso fue bueno, me gustó que estuvieras cuidándome todo el tiempo, pero su golpe dolió como la mierda.

—Lo sé, y lo siento mucho—acaricio el puente de su nariz—. No va a golpearte, pero quizás haga un pequeño drama. Ya sabes, como si él no fuera... él—ruedo los ojos y un bostezo se me escapa.

—Bueno, supongo que es hora de dormir—me sujeta antes de levantarse conmigo en brazos y caminar fuera de la sala para subir escaleras arriba—. Te dejaré en la cama, tomaré a Peyton y...

—No, quédate—escondo mi rostro en su cuello—. Marissa no viene hoy, dormirá con su... novia o sea lo que sea—beso su cuello—. No quiero estar sola hoy.

—Mmm—me deja sobre la cama, pero yo me aferro a él haciéndolo reír—. Bien, entonces déjame ir a revisar a Peyton y vendré—besa mi mejilla y yo lo suelto de mala gana.

Me meto bajo las sábanas y suspiro cerrando los ojos.

Esta podría convertirse en nuestra rutina. Alguno de los dos revisando a Peyton antes de irnos a dormir, en la misma cama, en la misma casa, cada día.

Teníamos estos planes antes. No creo que su hija deba cambiarlos. Es un factor importante, sin duda, pero no es un impedimento. Los hijos no son un impedimento para seguir viviendo.

—¿En qué piensas?—Simón vuelve, metiéndose bajo las sabana sin antes de rodearme con sus brazos.

—En nosotros—suspiro cuando besa mi hombro y me atrae a su pecho—. ¿Vamos mañana después del desayuno a ver el departamento o quieres cambiar de idea?

—¿Cambiar de idea?

—Si, una casa—lo miro sobre mi hombro—. O no, en realidad me gustan más los departamentos, pero Peyton necesitará espacio cuando esté más grande y...

Ríe.

—Si, hablaré con mi agente—deja un casto beso en mis labios—. Veremos un par de casas entonces. Luego podemos ir a almorzar antes de que vayas al trabajo.

—Suena bien—lo beso—. Te amo.

Simón sonríe, acaricia mi brazo con sus dedos mientras sus ojos recorren mi rostro como si intentara grabarse cada detalle de mi rostro. Sus ojos me muestran un amor tan profundo que mi pecho se llena.

—Te amo—besa mi frente—. Duerme, hay trabajo mañana.

—Odio trabajar—me quejo y ríe besando mi mejilla una y otra vez—. Me gustaría quedarme en casa contigo y no pisar esa oficina de nuevo. Sobretodo alejarme del triángulo amoroso de mi hermano.

—No te estreses por ello, Christopher siempre hace lo que quiere—desliza sus manos por mi vientre—. Y lo otro... ya tendremos tiempo para acurrucarnos, me aseguraré de que lo disfrutes.

—Ya lo hago—bostezo—. Buenas noches.

—Buenas noches, preciosa.

***

—Llegas tarde—se queja Christopher cuando entro en la oficina y ruedo los ojos—. ¿Dónde estabas? Te estuve llamando.

Estuve toda la mañana viendo casas con Simón. No hay ninguna que nos guste a ambos y eso es... jodidamente complicado.

—Almorzando con Simón—contesto—. Algunos tenemos pareja. ¿Qué pasa?

—Regina está aquí y quiere que cenemos esta noche—informa y asiento—. Gema va a estar en la cena.

Jodidamente fantástico. No solo en la central sino también en la mansión.

—Bien—abro mi laptop y comienzo a contestar los correos—. Haré algo más tarde, pero estaré a tiempo ahí para cenar.

—¿Escuchaste lo que dije?—cuestiona—. Gema estará cenando esta noche con nosotros. Reece, Regina, Alex, quizás el bueno para nada de Thomas.

—Thomas no va a complicar las cosas mientras no lo tienten—lo pienso unos segundos—. Aunque esa es la especialidad de Reece, así que supongo que tendremos que lidiar con algunos insultos esta noche...

—Rosalie—me interrumpe y yo respiro profundo—. ¿Qué hice?

—Estuve pensando—admito—. Al final del día harás lo que quieras, Christopher, y yo... no voy a amargarme la vida intentando alejarte de Gema—suspiro—. Sea cual sea la razón por la que la consideras para esposa, por la que le diste un anillo, haz lo que quieras.

Christopher respira profundo y se levanta de su lugar para acercarse a mi, toma mis brazos y me levanta de mi lugar para envolverme con sus brazos dejándome helada.

—¿Estás enojada?—pregunta y ruedo los ojos, pero asiento—. No quiero que te metas en esto, Sisie. Es mi mierda.

—Tu mierda siempre me salpica—me quejo y ríe—. Me preocupo por ti.

—No lo hagas.

—Imposible.

—No te enojes—suspira besando mi cabeza—. Te compraré un brazalete si dejas esa cara de enojo.

—Oro blanco—condiciono y tararea en aprobación.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora