Vechnaya lyubov' II

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Simón.

Es mi esposa.

Joder, eso suena muy bien. Rosalie es mi esposa ahora. Oficialmente es la señora Miller y creo que mi corazón va a salirse de mi pecho ante la euforia que siento por ello.

—¿En qué piensas?—pregunta cuando la limusina para frente al hermoso hotel de estilo clásico de fachada color marfil.

—Que te ves increíblemente preciosa. —Beso su mano, rodeando su nuca con la otra mientras me acerco a ella—. Que por fin eres oficialmente mía. —Dejo un casto beso en sus labios—. Y que te amo con locura.

Todo lo que dije es lo más cierto que ha salido de mis labios en toda mi vida.

Rosalie luce... increíble. Verla caminar hacia al altar me generó una sensación que ni siquiera puedo describir porque parece la encarnación de Afrodita con ese vestido que la hace ver como una emperatriz.

En toda la ceremonia no pude quitarle los ojos de encima porque temía que desapareciera si siquiera parpadeaba. «Creo que el sacerdote incluso me lanzó algunas malas miradas por no prestar mucha atención»

Suelto la mano de mi esposa para acariciar suavemente su mejilla y ella cierra los ojos soltando un pequeño suspiro que solo me hace desear llevarla al avión y comenzar nuestra luna de miel de inmediato.

Su piel es como porcelana. Perfecta. Suave. Sus mejillas sonrojadas, sus labios rosados y tan besables y dulces... y si no conociera a la perfección cada aspecto de su rostro, creería que no lleva maquillaje.

Resaltaron su belleza sin mucho esfuerzo, se nota.

Deslizo las yemas de mis dedos por su línea de pulso y ella se arquea, echando su cabeza hacia atrás para exponerme su cuello mientras mis dedos acarician el collar de diamantes que le compré y luego el borde del escote de su vestido, sintiendo como se estremece.

—Tengo tantas ganas de saber qué hay debajo de este vestido, preciosa. —Me inclino a besar su cuello y ella gimotea—. Voy a disfrutar de hacerte mía esta noche sabiendo que eres mi esposa.

—Eso suena maravilloso, agápi mou. —Acaricia suavemente mi nuca con sus uñas mientras yo inhalo su aroma dulce—. Pero tenemos una recepción a la que debemos ir.

Me quejo, pero termino riendo antes de salir de la limusina y rodearla bajo los flashes de la prensa invitada, abriendo la puerta antes de ofrecerle mi mano a Rosalie.

Ella desliza su palma en la mía y una enorme sensación de posesividad se enciende en mi pecho al ver el juego de anillos que adornan su dedo anular.

Me adelanto con ella, caminando por la alfombra roja mientras las asistentes acomodan su vestido y el velo para que se arrastre bien.

Cuando llegamos al salón, todos estallan en aplausos y vitoreos que nos hacen levantar nuestros puños y celebrar con ellos.

—¡Conseguí el "acepto"!—anuncio y todos gritan con más fuerza mientras anuncian nuestra presencia.

Miro a mi esposa para no perderme nada de su reacción y podría ponerme de rodillas por la enorme sonrisa que le ilumina el rostro al ver el enorme salón.

El piso de mármol blanco, las mesas redondas por todos lados con centros de mesa altos de flores blancas y azules con algunas pequeñas doradas artificiales para resaltar, las velas en las mismas mesas.

Rosas blancas adornan el lugar por todos lados, metiendo algunas rojas que resaltan dándole color mientras el dorado se ve en los pequeños detalles. O grandes, si tomamos en cuenta las dos M doradas en medio de la enorme pista de baile de color azul que asemeja el color del cielo nocturno.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora