Cap 24

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Simón.

—Es un placer verlo de nuevo—estrecho la mano del ministro canadiense antes de alejarme hacia Christopher, que espera cerca de la barra

El salón de uno de los hoteles Harts está decorado como una verdadera gala. Hay periodistas tomando notas, hay prensa afuera con una alfombra negra por la que pasan los invitados después de pasar por seguridad.

Hay enormes candelabros dorados con cristales en formas de gotas colgando del techo, ofreciendo una iluminación suave que contrasta con las cortinas blancas. Las mesas están puestas y las personas aún no toman asiento porque están socializando.

Y Christopher se está alcoholizando.

—Ya deja eso, Rosie va a matarte si se entera que vas por el quinto vaso—me quejo cuando llego hasta él y resopla

—¿Vas a decirle tú?—enarca una ceja y yo suspiro

—Christopher, vete a la mierda, deja de comportarte como un ridículo—reprocho—. Tu hermana hace su maldito esfuerzo por participar en algo en lo que nunca quiso involucrarse, se preocupa por ti, yo también, y tú no sabes más que joder.

Abre la boca para decir algo, pero las puertas se abren y el silencio reina en el salón.

Me doy la vuelta y el aliento se me atasca en la garganta cuando veo a Rosalie entrar luciendo como la mujer más hermosa del puto mundo.

Lleva un vestido rojo de mangas caídas y escote recto que se ajusta a sus curvas cayendo como cascada a sus pies. Un collar de diamantes que reconozco le cuelga del cuello, luciendo en ella como jamás lo haría en otra.

El cabello le cae en suaves hondas en la espalda, largo, haciéndola lucir como una diosa. Sus ojos se posan en mi y yo rápidamente me acerco para ofrecerle mi brazo.

—Te ves malditamente increíble—murmuro y ella ríe

También le ofrezco mi brazo a Rachel y las acompaño al escenario al fondo del salón, donde se encuentra el atril y todos los micrófonos necesarios para que cualquiera aquí pueda escuchar claramente lo que digan.

Ambas suben al escenario captando la atención de toda la prensa y cada persona del salón. Una en rojo y otra en azul.

El coronel mira fijamente a Rachel, yo miro embelesado a su hermana.

Ambas son una belleza que no se replica.

Ambas llamaron la atención desde que llegaron, y nadie pasa desapercibido el hecho de que ambas son las únicas que resaltan en el salón, pero sobretodo la mujer en rojo, mi mujer.

Todos los ojos están sobre ella cuando se para detrás del atril con Rachel sonriendo un par de metros detrás, dejándola tomar el mando de la situación.

—Buenas noches, señores—Rosalie sonríe y hay un coro de "buenas noches"

Miro a un lado y la saliva se me vuelve ácida cuando noto que tanto Leonel como Kazuki están embelesados con ella, sus ojos prácticamente brillan. Y los entiendo, pero al mismo tiempo quiero arrancarles los ojos.

»En nombre de todos los involucrados en la campaña, agradezco que hayan asistido—su voz es suave, toma a todos en la palma de su mano.

Rachel está ahí como una indirecta a Christopher, porque ella quiere tomar un lugar como capitana y a ojos de la prensa Rosalie está dejando claro que apoya su ascenso al mantenerla a su derecha.

»Como sea, sé que todos ustedes quieren escuchar a mi hermano, así que... sube—le pide a Christopher y deja el trago alisando su traje. Su maldito traje azul oscuro.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora