Cap 27

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Simón.

—Que grande está—Patrick besa la mejilla de Peyton—, hace nada cabías en la palma de mi mano, ¿cómo creces tan rápido?

Río.

»¿Va a quedarse contigo?—cuestiona y asiento—. Yo... escuché lo que pasó con Luisa.

—No sé qué diablos hacer con ella—suspiro—. No puedo simplemente echarme a pelear con ella, intento llevar la fiesta en paz pero... es jodidamente imposible—gruño, recordando la forma en la que atacó a Rosie.

¿Qué se supone que haga además de discutir con ella? Peyton es la hija de ambos y no quiero hacerle lo mismo que ella intentó conmigo. Sin embargo, su locura comienza a preocuparme y ya consideré llevar todo esto a lo legal.

No voy a dejar que mi hija esté en manos de una mujer que no la tiene en consideración antes de hacer algo.

»Siento que no hago nada por Rosalie—tomo a Peyton de nuevo y beso su frente antes de comenzar a mecerlo—. Ella es tan jodidamente paciente y comprensiva, pero siento que yo no estoy haciendo nada por defenderla.

—Entiendo tu situación, no es sencillo—respira profundo—. Sin embargo, quien tiene la obligación de hacerle frente a Luisa eres tú. Entiendo que por ella ser mujer tiene... más oportunidad de defenderse, pero haz algo más, joder. Ella está metida en esto por ti.

—¿Crees que no lo sé?—gruño—. Sé que ella está metida en eso por mi y nada me gustaría más que borrar toda esta mierda de nuestras vidas. Solo...

Unos toques en la puerta me interrumpen y Patrick da la autorización para entrar a unas furiosas Laila y Rachel.

—¿Por qué?—me cuestiona Laila y ruedo los ojos

Por lo visto las amigas de Luisa ya se enteraron de la orden judicial que impuso un juez para que ella fuera a una consulta psicológica que determinara si ella era apta para seguir cuidando a nuestra vida.

—La estás tratando de loca, Simón—me reprocha Rachel—. ¡Es la madre de tu hija!

—No, es la mujer que fue a mi casa y atacó a mi mujer con mi hija en brazos—me levanto, acariciando la espalda de Peyton—. No vengan aquí con su maldita doble moral y si ficticio derecho como amigas a reclamarme por lo que yo creo que es mejor para mi hija. Porque al contrario de ella, yo no lo hago por herirla, sino por el bien de Peyton.

—¿Por el bien de Peyton? ¡La niña necesita a su madre!—alega Laila y me río en su cara

—La niña necesita gente estable, padres estables—mascullo—. Pueden reclamar todo lo que se les venga en gana, pero la realidad es que Luisa se buscó esto. Yo quería llevar la fiesta en paz y ella se empeña en seguir jodiendo a quienes están a mi alrededor.

»Y ya que la defiendes tanto—miro a Rachel—. Si este acto de inmadurez suyo persiste, no será una orden para exigir pruebas psicológicas lo que le llegue la próxima vez. Será demanda de custodia y orden de alejamiento.

Miro a mis escoltas y asiento, por lo que ellos se ven obligados a sacar a ambas mujeres de la oficina, quienes me llaman imbécil, cobarde y entre otros insultos que sinceramente en este momento no me pueden importar menos.

—Esto es una gran mierda, hermano—Patrick me palmea el hombro—. Olvida lo que dije, veo que estás tomando cartas en el asunto de Luisa. ¿Vas a decirle a Rosie?

—No le oculto nada a Rosie, por supuesto que voy a decirle—acaricio la mejilla de mi hija, que comienza a cerrar sus ojos a pesar de lo agitado que estuvo hace unos segundos—. Ya tengo que irme, solo vine a entregarle el informe a Gauna.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora