Extra.

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Seis meses después...
Rosalie.

—Mierda, esa fue fuerte. —Exhalo, acariciando mi vientre suavemente.

—¿Inquieta de nuevo?—pregunta Simón, rodeándome con sus brazos para pegar mi espalda a su pecho.

Posa sus manos en mi vientre y yo sonrío, echando mi cabeza atrás para recostarla en su hombro mientras disfruto de las caricias.

Este embarazo no ha sido más que maravilloso. Bueno, más para mi que para Simón.

Él estuvo experimentando todos los malestares mientras yo me mantenía más que tranquila disfrutando de la bebé.

Porque si, es niña. Aunque solamente Simón y yo lo sabemos.

Estoy jodidamente emocionada. Se supone que mi nacimiento había sido extraño y ahora yo también voy a traer una niña. Aunque técnicamente no Morgan.

Pero si con sangre Morgan, y eso es más que suficiente. Tendrá la ferocidad de un Morgan y el legado de la familia.

—Ha estado inquieta desde la mañana, las contracciones de braxton hicks parecen no querer dejarme—me quejo, sonriendo cuando besa mi mejilla—. ¿Peyton ya está dormida?

—Si, y Silvy también. —Acaricia mi vientre con tal suavidad que es fantástico. Se siente increíblemente bien—. Vi que no cenaste prácticamente nada, ¿no tienes antojo siquiera de fruta, preciosa?

Niego.

—No. Y tampoco voy a molestar a Dorotea. —Apoyo mi mano en la suya—. ¿Me haces un masaje? Me duele mucho la espalda.

—Por supuesto. —Lleva sus manos a mis hombros y comienza a masajear, presionando en esos lugares justos que me hacen suspirar aliviada cuando se alivia un poco la tensión—. ¿Mejor?

Asiento.

—Mucho.

—Lamento mucho la incomodidad, preciosa. —Besa mi hombro.

—Es parte del embarazo, y solo ha sido este mes. —Levanto mi mano para acariciar su mejilla—. Eso no me ha impedido amar todo este proceso, y no me impide querer más bebés.

Simón ríe.

—Me tendrás trabajando para otro bebé, ¿no es así?

Asiento.

—Una vez pase al menos un año después de este, quiero otro. —Le hago saber y él respira profundo—. ¿O no? Es decir, si tú no...

—Mierda, yo siempre querré, preciosa. —Esconde su cabeza en mi cuello—. Si quieres diez hijos, diez vamos a tener. Hijos, el cielo, la luna o las estrellas. Tú solo pídelo.

Mi espalda prácticamente se queja cuando intento encorvarme un poco, obligándome a enderezar de inmediato.

—Mhm, suena bien. —Giro mi rostro y recibo gustosa el beso que deja en mis labios—. Joder, me duele mucho el cuerpo.

Me remuevo, acariciando mi vientre en un intento de aliviar la tensión en este y entre las piernas que ha estado presente desde la mañana.

El día se acerca, así que los médicos ya me han asegurado que la molestia es completamente normal.

—Lo siento—murmura Simón y yo río—. Sé que no fue con intención, pero indirectamente yo te causé esto.

—¿Si? Pues guarda esa comprensión para cuando esté en trabajo de parto maldiciéndote. —Le ofrezco una dulce sonrisa y él ríe.

—Bueno, entonces me aseguraré de ser el esposo más comprensivo...

—Simón—lo interrumpo, enderezándome y llevando mi mano a mi vientre cuando una corriente de dolor me llena de golpe.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora