Cap 10

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—Nunca me dijiste que Simón iba a tener una hija—comento cuando Christopher se sienta a mi lado en el parque

—En realidad no me importaba—se encoge de hombros—. ¿A ti si?

—Bueno, habría sido bueno saberlo—murmuro, jugando con la pajilla de mi batido de chocolate—. No habría cambiado nada pero...

—Exactamente—me interrumpe—. No habría cambiado una mierda. Estabas casada, estabas bien con el imbécil al que tomaste por esposo. ¿Algo cambió?

—Hablé con Simón antes de venir aquí—murmuro—. Yo... él...—las palabras no me salen, haciendo reír a mi hermano

—Nunca entendí porqué te quedabas como una tonta cuando se trataba de él, y sigo sin entender—rueda los ojos—. Aclara tus pensamientos antes de hablar, Sissie.

—Él dijo que... me amaba—exhalo—. ¿Sabes? Quiero ser egoísta y decir "a la mierda todo" dejarlo amarme, pero él no merece eso.

—Que lo merezca y que lo quiera son cosas distintas—se encoge de hombros—. Ser egoístas es parte de nosotros, Rosalie. Por mucho que intentes luchar contra ello, eres una Morgan.

—No intento luchar contra nada—resoplo—. Es que... joder, él tiene una niña. Esa bebé no tiene ni un mes, Christopher; una cosa es ser egoísta cuando solo somos dos y otra es serlo cuando hay un hijo de por medio.

—Peyton no es tu hija.

—Pero si la suya—le recuerdo—. Y el problema no es que ella exista, es que él debe poner toda su atención en ella en este momento.

—Y que tienes miedo.

Frunzo el ceño.

—No tengo miedo—alego y él bufa

—Vamos, Sissie, soy tu hermano—tira de mi cabello con suavidad—. Sé que tienes miedo porque crees que él no va a amarte si te conoce de verdad. Es lo que siempre haces.

—¿Hacer qué?—resoplo, rodando los ojos

—Aislarte—contesta y aprieto los labios—. Te cierras, les muestras a todos que eres indiferente porque temes que, si conocen a la verdadera Rosalie, se terminen alejando.

—Bueno, no a todos nos importa una mierda...

—Mentira—me corta—. Tú y yo sabemos que durante toda tu vida has fingido que te importan los demás. Solo te importan los que amas, y ellos ya te conocen, Sissie. Simón te conoce.

—Simón no conoce todo—niego, y una pequeña sonrisa se forma en mis labios cuando veo a una pequeña jugar con un golden retriever—. No conoce todo—repito y Christopher respira profundamente

—Maldita seas tú y que me obligues a hacerla de doctor corazón—se queja antes de tomar mi rostro para que lo mire—. Simón es un adulto, Rosalie, y no puedes tomar una decisión por él. Que te conozca, y que él mismo decida si, al conocer a esa faceta tuya que tanto temes mostrar, quiere alejarse.

—¿Y si lo hace?—no puedo evitar sonar como la pequeña llena de dudas que buscaba consuelo en su hermano

—Entonces no te merece—sentencia—. Mereces a alguien que te ame completa. Tu faceta alegre, la introvertida, la fastidiosa, la de capitana y la de... Valkyria.

—¿Valkyria?—suelto una carcajada que pone una sonrisa en los labios de mi hermano—. Bueno, me quedaré con ese.

—De todas formas—suspira, encogiéndose de hombros—. El de los malditos consejos de vida es Reece, no yo.

—Tus consejos son los de hermano mayor—me acerco, apoyando mi cabeza en su hombro mientras veo el atardecer en el parque—. Gracias.

—De nada, Sissie.

***

Me muevo en el departamento, frunciendo el ceño ante la caja de zapatos que es el lugar. «¿El sueldo de asistente para un renombrado capitán no alcanza para un lugar decente? Joder»

Llegó la hora de comenzar a limpiar el camino, me puse en mi trabajo y encontré a un soplón de casos internos trabajando para Antoni Mascherano.

Entro a la segunda puerta, casi sonriendo victoriosa al encontrar una oficina.

«Hora de trabajar»

Miro la hora en mi reloj, recordándome que no puedo tardar mucho, así que me pongo a trabajar y comienzo a revisar los cajones en busca de algún tipo de información que pueda servirme.

Archivos de información de los soldados, cosas de la FEMF, nada que esté fuera de lo normal para alguien que trabaja para nosotros.

En el último cajón del escritorio, debajo de un montón de carpetas y papeles, se encuentra una laptop, lo cual es extraño teniendo en cuenta que ya hay una sobre el escritorio.

Ruedo los ojos, poniéndola sobre el escritorio antes de abrirla, siendo recibida de inmediato por el requerido código de seguridad. «Mmm, bien»

Saco el usb de mi bolsillo trasero antes de conectarlo a la laptop, viendo la pantalla volverse negra durante un par de segundos antes de volver a encenderse completamente desbloqueada. «Gracias a Patrick»

Comienzo a buscar, decodificando carpetas llenas de información confidencial que se supone no deberían estar a mano de un asistente. «Eso infringe la ley, tendrá unos cuantos cargos por ello»

Pero es cuando encuentro las conversaciones codificadas y en una especie de lengua de signos. «Un poco de trabajo, genial»

Sigo buscando en otra carpeta, y todas mis alertas se encienden cuando veo una carpeta con un sinnúmero de identidades falsas.

Hay un documento lleno de información de adopción, lo que me lleva a leer líneas y líneas hasta descubrir la raíz de todo.

«No jodas»

No es solo un hombre que trabaja para Antoni.

Es phillipe.

La puerta principal retumba cuando la cierran de golpe, lo que me hace levantarme inmediatamente y desenfundar mi arma.

Le quito el seguro a la glock y comienzo a caminar a la puerta antes de que esta se abra de golpe, haciéndome levantar mi arma cuando soy apuntada por Dereck.

—¿Capitana?—finge confusión mientras se mantiene con el arma en alto—. ¿Qué hace aquí? Creí que era un ladrón.

—No, vine a hablar contigo—comienzo mi mentira, pero sus ojos se desvían al escritorio y se tensa cuando ve la laptop—. Joder, no...

Demasiado tarde, tira del gatillo, lo que me hace maldecir antes de lanzarme hacia adelante y derribarlo.

Conecto mi puño con su boca, y todo mi cuerpo se tensa cuando su codo conecta con mi pómulo en un intento de alejarme, pero eso solo consigue sacarme de mis casillas.

Detesto los moratones y eso va a dejar uno.

—No debiste meter tu nariz en asuntos ajenos—la amenaza en su voz me divierte—. Tendré que matarte...

—En tus sueños—bufo, apretando el cañón de mi arma contra su frente, sintiéndolo tensarse bajo mi cuerpo—. No te ofendas, Phillipe, pero no me agrada tu apellido y... el mundo está mejor sin ustedes.

Y sin mas. Tiro del gatillo.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora