Cap 21

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—Vaya, llegó la realeza—alguien se queja cuando entro detrás de Christopher y los hombros de mi hermano se tensan

—Tranquilo—palmeo su brazo antes de sentarme a la cabeza de la mesa con él a mi derecha y Gema a su lado. «Dios, qué fastidio»

—Buenos días—Cristal entra junto a Alex y el ministro me lanza una mirada de ceño fruncido al verme en su lugar, pero como no me levanto simplemente toma asiento a mi otro lado

—Las noticias son claras—me encojo de hombros—, soy quien tomará el puesto como Viceministra en la campaña. Y esta reunión es meramente una formalidad para invitarlos a la gala dónde el proyecto será anunciado de forma oficial—miro a Alex—. Si lo haremos, entonces lo haremos bien.

Asiento hacia uno de mis hombres y este deja las invitaciones en la mesa, permitiendo que la élite se las pasen unos a otros hasta que todos tienen la suya.

»Les pido... no, les ordeno—los miro a todos—, que no hagan ningún escándalo. Ustedes son bien conocidos por no saber comportarse frente a la prensa y eso debe cambiar.

—¿Y según usted, cómo debemos comportarnos?—cuestiona Luisa, lanzándome una mirada de desprecio que solo me hace mirarla con lástima

—Como adultos—contesto—. Es que algunos aquí no se comportan como lo que son—me encojo de hombros—. La gala es de negro y es extremadamente formal. Habrán altos mandos de todo el mundo ahí, no nos avergüencen.

—Nos trata como si fuéramos niños—sigue resoplando la Americana y Simón respira profundo en un intento de mantener la calma al mismo tiempo que las amigas de Luisa le lanzan miradas de reproche

—Los trato como se comportan—aclaro, levantándome—. ¿Quieren ser tratados como adultos y profesionales? Compórtense como tal—miro a Simón y a Patrick—. Ustedes dos vengan conmigo.

—¿Ves, Alexa? También te piensa robar el esposo a ti—se ríe

—Luisa—sisea Simón, con una advertencia que endereza a todos en la mesa sorprendidos—. Ya cierra la boca, por favor, que eres una mujer. Y nadie te robó nada, tú me perdiste. Suelta ese papel de víctima.

Luisa abre la boca cuando mi padre interviene:

—Una palabra más, Luisa, y te sanciono por irrespeto a la autoridad—masculla—. Aquí tú respetas los rangos a menos que quieras que te mande al otro lado del mundo. Nadie está para jueguitos de mierda, compórtense.

—Si tienes problemas conmigo, Luisa—intervengo—, los tratas directo conmigo. Sé una mujer, ten los ovarios de decirme las cosas y no de andar lloriqueando por cada rincón como una estúpida mimada.

Me doy la vuelta y salgo de la sala, escucho los susurros y reproches detrás de mi pero yo solo respiro profundo.

¿Quiere hacer berrinche? Pues bien, que haga lo que se le venga en gana, con eso no me va a sacar de la vida de Simón.

Presiono el botón del elevador y entro seguida por Patrick y Simón, quienes están tensos y al parecer enojados por lo que acaba de pasar.

Es Simón el primero en darse la vuelta hacia mi y tomar mi rostro entre sus manos para darme un beso que me deja sin aliento. Furioso, dulce y territorial, como si quisiera recordarme que, no importa qué, yo soy suya.

«Que me jodan, lo he sido durante años»

—Perdón—deja castos besos en mis labios—. He hablado con ella, pero no logra entender y... perdón que tengas que pasar por esto, preciosa.

—No es nada—levanto mis manos, acunando su mejilla com una y apoyando la otra en su pecho—. Sé que no tienes la culpa de que ella se comporte así.

Desde que decidí volver a intentarlo con Simón supe que el principal problema sería la loca a la que alguna vez llamó su esposa.

¿Me importa? Ni un poco. Puede darme pelea las veces que quiera, voy a callarla y responderle todas las veces que sean necesarias.

Regina lo llamaría "ser una perra que marca territorio y no se deja intimidar". Pero como no me gusta mucho su versión, yo prefiero llamarlo "ser simplemente una maldita Morgan".

—Seguro que buscará a alguien que cuide a Peyton esta noche solo para poder ir a la gala y fastidiarlos—dice Patrick y suspiro apoyando mi frente en el pecho de Simón, que comienza a acariciar mi cabello—. No se dejen intimidar. Han hecho un camino muy largo como para parar por una ex esposa que es ex por una buena razón.

Río.

—Se parece a Sabrina—le digo y él se carcajea mientras Simón niega—. Lo siento, sé que es la madre de tu hija pero su comportamiento es exactamente algo que haría Sabrina.

—Lo sé, no estoy molesto por el comentario, lo estoy porque es cierto—aprieta los labios—. No sé en qué momento se volvió así.

—Siempre lo fue y nunca lo viste porque eres un idiota, hermano—le dice Patrick y Simón frunce el ceño—. Un idiota al que queremos mucho—el rubio sonríe y Simón rueda los ojos

—Confundiste carácter fuerte con... insoportable e inmaduro—le ofrezco una sonrisa inocente y él ríe antes de inclinarse a dejar un casto beso en mis labios

—Si, bueno, no puedo volver en el tiempo para evitar que te vayas y así poder casarme contigo así que...

Patrick y yo fijamos nuestros ojos en Simón. Ambos. Completamente pasmados por las palabras que acaba de soltar.

Bueno, siempre hablamos sobre seguir juntos, sobre hacer todo lo que una pareja hacía pero... nunca específicamente del matrimonio. Ambos éramos jóvenes para eso y creímos que teníamos tiempo para pensar en esas cosas.

—¿Esa es una clase de propuesta indirecta?—le pregunta Patrick

—¿Por qué? ¿Te opones?—Simón enarca una ceja en su dirección, pero yo tomo su rostro para que me mire a mi. Sus ojos brillan mientras sonríe divertido—. ¿Te asusté? ¿Tengo que asegurarme de que no subas a tu auto hoy?

Bueno, al menos entramos en la etapa de hacer bromas sobre lo que pasó.

Pero yo... estoy siendo un manojo de nervios. Mi corazón late errático, creo que mis mejillas están sonrojadas y básicamente intento contener la emoción que me hace sentir eso.

—Bueno, no, pero es...—respiro profundo—. ¿Es una clase de propuesta o...?

—Puede que si—se encoge de hombros—. Soy yo dejando claro lo que va a pasar. Tú y yo vamos a casarnos, pronto. Creí que ya lo sabías.

—No, no me llego el e-mail—río nerviosamente —. Creo que...mmm—muerdo mi labio—, sería una maravillosa idea, si—asiento

«Maldito sea él y que me haga tartamudear. ¡Yo no hago ese tipo de cosas!»

—¿Y por qué te ves como si fueras a desmayarte?—entrecierra los ojos

—Esperaba que después de lo que pasó nos tomara un tiempo más hablar sobre este tipo de cosas—suspiro—. Es sorpresivo, no es nada malo.

—Oh, no, cariño, vamos a retomarlo justo donde lo dejamos—me toma de la cintura y me pega a su pecho mientras se inclina a rozar nuestros labios—. Y eso no estaba muy lejos de un matrimonio.

—Ustedes son empalagosos de ver—se queja Patrick

—Calla, que estás feliz por nosotros—le dice Simón, pero no aparta sus ojos de los míos, dejándome ver en ellos la completa seguridad que siente con todo esto

—Lo estoy—escucho a Patrick reír—. Pero no lo estaré cuando tengas que pedirle su mano a esos hombres...

—No me arruines el momento—lo interrumpo antes de besar de nuevo a Simón. Esta vez sintiendo que mi corazón late a mil por hora y mi piel se calienta

Supongo que vamos a casarnos. O algo así.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora