Cap 36

1.4K 220 7
                                    

—Te ves hermosa con esa blusa—Simón se acerca a mi mesa y río—. En serio, te ves increíble. ¿Cómo es que te ves sexy, como una maldita modelo con cada cosa?

—¿Estás borracho?—me burlo al ver el trago en su mano y él me guiña un ojo.

—Eso debo parecer. En realidad no he tomado nada, solo tonteo por aquí para que crean que estás abierta, como lo dice el plan—me recuerda y asiento, con mis ojos repasando todo el club hasta llegar a la esquina de la zona VIP.

Ahí se encuentran los hombres de la Yakuza. Específicamente uno que ha estado causando estragos en Londres para enviar algún tipo de mensaje.

Y a mensaje me refiero a que todas las mujeres que ha asesinado son relativamente parecidas a mi. Cabello negro, de mi altura y complexión. Y todas han sido violadas pre y post mortem.

Es asqueroso. Y cuando lo supe me hizo estremecer no solo de pesar por las mujeres que habían tenido que pasar eso, sino de una profunda rabia porque si hay algo que odio es la masacre de personas inocentes.

Ese hombre ha estado aterrorizando a la ciudad. Y hoy se acaba cualquier maldito juego retorcido que le haya ordenado su jefe.

Nadie jode conmigo. Los que se creen valientes para hacerlo siempre terminan rogando por su muerte.

No estoy totalmente encubierta. En realidad no lo estoy, simplemente tengo ropa informal y algunos tatuajes además de lentes de contacto para cubrir mi verdadero color. Pero solo necesito llamar su atención para que Christopher pueda llevárselo.

—Bueno, dame un poco de tu trago—pido y Simón acerca el vaso a mis labios, con sus ojos oscureciéndose cuando tomo un sorbo del whisky y lamo mis labios—. ¿Todo bien?

—Algo así—se acomoda en el sofá y yo río cuando vacía su trago y mira brevemente en dirección a los hombres de la Yakuza—. Te miran. Ve a la barra.

Asiento, tomando su vaso vacío antes de levantarme y caminar a la barra que, convenientemente, está bastante cerca a un enorme balcón. «La Yakuza no tiene tan malos gustos con clubes. Lástima que este se acaba hoy»

Apoyo mis brazos en la barra y me inclino un poco, sonriéndole al bartender que me mira hechizado por unos largos segundos hasta que sus ojos se desvían detrás de mi.

Entonces hace una mueca y toma mi vaso, sirviendo un trago rápido con las manos temblorosas antes de alejarse al otro extremo con mucha prisa, casi aterrorizado.

—¿Cómo te llamas?—alguien se desliza a mi lado y volteo para ver de cerca a la basura que se cree con el derecho a enfrentarme.

—Tatiana—le extiendo mi mano y él sonríe de forma encantadora, llevando mi mano a sus labios para besar el dorso.

Es su modus operandi. Las seduce, las lleva a algún lado solas consiguiendo borrar los videos de seguridad con los hackers que lo acompañan y asesina a la chica en algún lugar lo suficientemente público para que alguien la encuentre a tiempo y se haga de eso un gran escándalo que sale en los periódicos.

Sonrío, mordiendo suavemente mi labio mientras lo repaso con los ojos. «No es la gran cosa, no tiene esa belleza griega que me gusta. Es... simple, atractivo y nada más»

Se ve elegante, eso si. Nadie creería que es el mejor asesino de Japón y al que hemos estado cazando por años. «Irónicamente, él vino a la boca del lobo»

—¿De dónde eres, Tatiana?—pregunta.

—De Escocia, estoy de visita en Londres—me encojo de hombros—. ¿Por qué? ¿De dónde parezco?

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora