Cap 19

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—¿Qué es esto?—parpadeo sorprendida cuando veo la bandeja en la cama con jugo de naranja, huevos, tocino, avena y frutas

—El desayuno—Simón se levanta y se acerca a mi, rodeándome con sus brazos antes de inclinarse a unir nuestros labios en un beso—. Buenos días, preciosa.

—Vaya que son buenos—río, acariciando su ligera barba con mis dedos—. Fue una muy buena noche.

—La mejor—sonríe, inclinándose a dejar un casto beso en mis labios—. ¿Dormiste bien?

—Dormí dos horas, gracias por eso—ruedo los ojos apoyando mi frente en su pecho mientras él acaricia mi cabello—. Pero puedo seguir durmiendo dos horas por el resto de mi vida.

Ríe.

—Teniendo en cuenta lo que dijiste sobre mi polla...

—Oh, vamos—golpeo su pecho suavemente y camino a tomar asiento en la cama, llevando una uva a mi boca—. Sabes que bromeaba, ¿bien? ¿Eso es lo que tu ego de macho alfa necesita oír, mi amor?

—No—se acerca y toma mi barbilla entre sus dedos, levantando mi cabeza para que lo mire

Sin camisa, con unos pantalones de chándal y un aspecto de recién despertado que me...

»Es eso lo que necesita mi ego—acaricia mi labio con su pulgar—. Esa mirada tuya, ese "mi amor". Es eso lo que siempre necesité—sus ojos se suavizan y yo sonrío, tomando su mano para besar su palma y llevarla a mi mejilla, cerrando los ojos cuando la acuna en su mano

—Me siento como una adolescente—me quejo, abriendo los ojos para verlo de nuevo, mirándome... admirándome—. Se siente... bien, de nuevo.

Mi corazón late desbocado, el nerviosismo me carcome por dentro como el de una chica que se enamora por primera vez.

Comienza a asustarme sentir todo de nuevo, tan rápidamente, pero Simón acaricia mi mejilla y se sienta a mi lado antes de subirme a su regazo y besar mi hombro.

—Respira—me pide y obedezco—. Eso es, cariño, solo respira. Parece que vas a desmayarte—ríe y asiento

—Se siente como... cuando te presenté a la familia—confieso—. Estoy nerviosa como la mierda, Simón, y no debería porque te conozco pero...—trago— ¿y si no se nos da? ¿Y si...?

—Para ahí—toma mi barbilla para que lo mire a los ojos y de inmediato me relajo al encontrar tanta seguridad en ellos—. Los miedos son parte de todo, preciosa, pero no debes dejarte dominar por ellos.

»Nuestra relación nunca fue perfecta, ¿recuerdas?—besa mi frente—. Teníamos nuestros tropiezos pero aprendimos a manejarlo, a llevar una relación sana. Nos comunicamos, nos amamos y... no vamos a dejar que los miedos nos separen. De nuevo.

Río.

—De nuevo—ruedo los ojos y apoyo mi frente en la suya—. Lo siento, son los nervios—dejo un casto beso en sus labios—. Te amo.

Sonríe.

Esta vez sonríe como si se hubiera ganado algo muy valioso, toma mi rostro entre sus manos y me besa. Tan profundo y con tantas ansias que las bragas se me empapan.

Entonces lo vuelve dulce y eso derrite mi corazón. Me hace rodear su cuello con mis brazos y profundizar el beso, disfrutando de lo exquisitamente dulce y necesitado que me reclama.

—Maldición, ¿me escucharé como un idiota si te repito mil veces que te amo?—dice sobre mis labios y yo río

—Si, pero eres mi idiota y me gustas así—lo beso de nuevo

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora