Cap 40

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Simón.

Tres horas han pasado. Tres horas y esa imagen no desaparece de mi cabeza. Se queda grabada tanto como su nombre en el fondo de mi alma.

Ver a Rosie con mi hija es... hermoso. Verla tratar a Peyton como suya, admirarlas a ambas mientras Rosalie le contaba como nos conocimos. Fue completamente fascinante y mi corazón aún no ha desacelerado su ritmo desde entonces.

Se veía tan cómoda, tan natural que cualquier mínima duda que hubiera en mi cabeza simplemente desapareció. Cualquier idea de que ella no pudiera amar a Peyton se esfumó.

Sé que Rosie me ama, pero Peyton... es mi hija. Quizás podía tenerla en su vida pero amarla... esa era otra historia.

Sin embargo, al ver ese momento. La forma en la que los ojos de Rosie destellaban mientras veía a mi hija... sé que no hay forma de que ella no pueda amarla. Sé que ella va a tomar a mi hija como si fuera suya también.

—Oye—Rosie se remueve y frunce el ceño—, ¿por qué sigues despierto?

—Solo pensaba—me inclino y beso sus labios. Una, dos y cinco veces haciéndola sonreír encantada—. Te amo.

—También te amo—levanta su mano y acaricia la piel recién afeitada—. Mhm, me gusta más tu barba. Te ves sexy—roza su mejilla contra la mía—. Aunque te ves elegante sin ella.

—Mhm, estoy entre príncipe y motero entonces—me burlo y ella ríe—. ¿Sabes? Quiero que tengamos una cita pronto.

Levanta las cejas, pero sus ojos brillan por la emoción. «Le encantaban nuestras citas. Amaba cuando salíamos cada fin de semana»

—¿Cuando?—apoya su barbilla en mi pecho y sonrío acariciando su espalda desnuda—. Hace mucho que no salimos a citas. La última que tuvimos...

—Fue dos días antes de que te fueras—asiento y su sonrisa se tambalea—. Lo siento, preciosa—beso su frente—. No pongas esa cara. Me gusta más tu sonrisa.

—Lamento tanto haberme ido—sus ojos se humedecen y yo respiro profundo, tirando de ella hasta que la tengo en mi regazo—. Era una niña, tenía tantas inseguridades sobre mi naturaleza y tú eras tan bueno...

—Shhh, está bien—rodeo su nuca con mi mano y la acerco a mi, besando su mejilla hasta que ella se relaja contra mi—. Eso es pasado, Rosie. Estamos aquí ahora.

—Lo sé—apoya su frente en la mía, apoyando sus manos en mi pecho—. Lo sé—respira profundo—. No me respondiste cuando será nuestra cita.

—Hoy mismo—digo y ella sonríe—. ¿Ves? Me gusta más esa—beso su sonrisa—. Ven aquí, durmamos un poco.

Ella asiente, recostando su cabeza en mi hombro mientras mis brazos la rodean y cierro los ojos, dejando que su aroma suave me rodee antes de caer dormido con mi mujer en brazos.

***

Rosalie.

—Vaya, hola—Marissa entra a la habitación con Leska y yo levanto las cejas—. ¿A dónde vas?

—Hola a ustedes—río—. Voy a una cita con Simón, tengo que comenzar a arreglarme.

En la madrugada, cuando Simón propuso una cita, casi salté de la emoción en mi lugar. Incluso me sentí tonta por emocionarme pero... hace mucho que no tengo una cita con alguien con quien de verdad quiero estar.

—Bueno, tu jefe de seguridad me pidió que te entregara esto—Marissa se acerca con la caja que apenas noto entre sus manos.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora