Cap 47

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París, Francia.
Un día después...

—Hey, despertaste—Simón se acerca y deja un casto beso en mis labios cuando entro a la cocina—. ¿Dormiste bien?—sus brazos rodean mi cintura para pegarme a su pecho.

Asiento, rodeando su cuello con mis brazos antes de esconder mi cabeza en su cuello.

Llegamos a París ayer en la noche y... no tuve ánimos para nada. Nos quedamos en casa, me obligué a comer un poco de ensalada y jugo para no preocupar a Simón y dormí hasta hace apenas unos minutos que me levanté con el llanto de Peyton.

Su llanto me trajo de vuelta el sueño de aquella vez. No pude evitar que los ojos se me llenaron de lágrimas y una molestia se instalara en mi pecho.

Simón la ha estado manteniendo lejos de mi como si su mera presencia fuera a causarme dolor.

Y no lo hace.

No del todo. Quiero mucho a Peyton, jamás la vería como un causante de mi dolor. No puedo evitar que ella, o cualquier bebé, me recuerde a lo que estuve a punto de vivir y no pude. Pero eso no significa que la quiera lejos de mi, joder, es mi hijastra.

Es una situación complicada, pero sé manejarme y no quiero que Simón mantenga a Peyton lejos de mi por miedo a causarme dolor. No puede hacer esto toda la vida y yo no quiero a esa bebé lejos de mi.

¿Me recuerda a lo que me arrebataron? Joder, si. Es como una mezcla de dolor y anhelo.

Pero soy consciente de que no puedo ahogarme en mi dolor toda la vida, soy consciente de que ella no es la culpable de nada y me molesta que él la aleje de mi como si fuera a reaccionar mal y rechazarla. ¿Cómo podría? Esa pequeña es hermosa, y jamás dejaría que mis sentimientos por cualquier situación se interpusieran en la relación que quiero formar con ella.

—Deja de alejar a Peyton—pido y se tensa—. Mi dolor no es por ella, Simón. Ella no tiene la culpa de lo que pasó y no quiero que la alejes de mi por miedo a como me afecte. Ella no me afecta, me afecta la situación actual y el sentimiento de lo que no pude tener.

—Rosie, yo...

—Déjame vivir mi dolor, déjanos vivirlo—suplico—. Sé que finges que esto no te afecta pero puedo ver el dolor en tus ojos, Simón. Te conozco—mis ojos arden.

Él respira profundo, esconde su cabeza en mi cuello y mi corazón se rompe cuando un quejido ahogado se le escapa y sus rodillas fallan llevándome al piso con él.

Lo amo, lo amo con todo mi ser y alma. Joder, adoro que sea fuerte para mi, que quiera ser mi roca. Pero eso no significa que yo quiera que se guarde su dolor para no afectarme.

»Puedes ser mi roca y vivir el dolor, agápi mou—susurro—. No finjas, ni siquiera por mi; porque no quiero eso. Te quiero a ti, quiero a mi Simón y ese no es un hombre que finge—tomo su rostro entre mis manos y las lágrimas cayendo por sus mejillas me duelen—. Siempre fuimos sinceros con el otro, siempre fuimos genuinos. No cambies eso. Por favor—apoyo mi frente en la suya.

—Lo siento tanto—dice y parpadeo confundida—. Si yo hubiera estado ahí...—mira mi vientre y cierro los ojos—. Cuando más tenía que protegerte no estuve. No lo protegí a él ni a ti.

—No lo sabías—abro los ojos para ver directo a los suyos, rojos, llenos de lágrimas y puedo ver el dolor de los míos reflejado en los suyos—. No es tu culpa, Simón, tú no sabías que eso iba a pasar—bajo mis manos a sus hombros mientras una acaricia su nuca—. Laméntalo conmigo, hazlo. Pero, por favor, no te culpes por un descuido mío...

—Un descuido, Rosalie—me interrumpe, esta vez es él quien toma mi rostro entre sus manos para que no aparte la mirada—. ¿Planeabas quedar embarazada y no decirme?

—No—niego—. Yo jamás...

—¿Lo ves?—me corta—. No es tu culpa. Fue un maldito descuido—toma mis manos y las besa—. Me rompe el alma verte culparte cuando sé que tú querías hacerlo bien. Fue un descuido y no puedes crucificarte por ello; no te lo permito, joder—una de sus manos me toma de la nuca y une nuestras frentes—. No te hagas eso. No nos hagas eso—la súplica en su voz me arde en el pecho.

No nos hagas esto.

El dolor es de ambos, no solo mío. Y puedo ver que, así como a mi me duele verlo culparse, a él le duele que me culpe. Y joder, puedo ver que necesito sanar pero... también necesito vivir mi dolor.

—No puedo...—sollozo, las lágrimas comienzan a caer—. No puedo evitar pensar en: "¿Qué habría pasado si...?" Y eso me está matando—tomo su camiseta en mis puños—. No puedo evitar reprocharme por no poner cuidado...

Mi cabeza solo me muestra escenarios de nosotros si eso no hubiera pasado. Con un bebé en brazos, ese pequeño bebé del sueño que nos arrebataron de forma tan injusta.

—Escúchame, Rosalie—su voz es seria, casi una demanda—. No es tu culpa. Lo que sucedió es terrible, trágico, pero ninguno de nosotros tenía control sobre ello. Por más que tu cabeza te diga que si, es algo que no podíamos prevenir ni evitar. Ninguno habría imaginado que la bratva tendría el valor de emboscarlas.

»Estás cargando con la culpa de forma injusta, Rosie—deja un beso en mis labios que solo me saca más lágrimas—. Perder al bebé era algo que estaba fuera de nuestro control. De haberlo sabido todos habríamos hecho algo para evitarlo y eso me parece suficiente razón para decirte que no te culpes—acaricia mi mejilla, limpiando las lágrimas que resbalan—. Tú lo protegiste lo que pudiste, diste todo de ti incluso cuando tenías la cabeza revuelta por la noticia. Entonces, no te culpes, Rosie, porque no estaba en nuestro control.

Ni una palabra sale de mis labios. Es como si mi cabeza no pudiera procesarlo o trabajar en una respuesta a ello.

Mi culpa sigue palpitando, sigue diciéndome que cada palabra que sale de la boca de Simón es una mentira con la que intenta hacerme sentir bien; pero mi corazón le cree. Mi ser entero le cree, ignorando cualquier pensamiento negativo por unos minutos en los que la claridad me invade.

Lo iba a proteger. Estaba dispuesta a hacerme a un lado, a dar un maldito paso atrás para protegerlo y protegerme.

Luché con todo lo que tenía en ese momento. Por mi, por él. Y en este momento le llevo la contraria a mi cabeza. Porque di todo de mi hasta que la situación se salió de mi control.

No se podía evitar.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora