Cap 20

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—Hablaba en serio cundo dije lo que yo haría si estuviera en el lugar de Gema—dejo el vodka a un lado—. ¿Sabes lo peligrosa que es una mujer despechada? Incluso una como Gema. Ya sabes, con esa cara de yo no fui.

—A alguien no le agrada Gema—se burla Simón, sirviéndome otro trago—. A todas estas, ¿por qué? Ella es amable y buena con todos.

Fijo mis ojos en él.

—Demasiado buena para este trabajo, para esta central... para nosotros—respiro profundo—. Demasiado buena para un Morgan. ¿Crees que ella va a soportar todo lo que es Christopher?—me burlo—. No conoce ni una décima parte de lo que es él.

Es Christopher. Es mi hermano, y lo amo, pero lo conozco.

Sé que Christopher va a intentar convencerse de que vale la pena y luego va a arrepentirse, va a follarse a Rachel y en algún punto Gema lo sabrá porque todas las mentiras siempre se descubren.

Y porque ni él ni Rachel se comportan como adultos. Vamos, ¿es tan difícil sincerarse? ¿Es tan difícil comprenderse mutuamente? Porque sé que mi hermano es una mierda en eso de ser comprensivo y sin duda Rachel no es el mayor ejemplo de la palabra.

—Te preocupas por él—Simón acaricia mi cabello—. Y por el legado.

—Pero Christopher se empeña en complicar todo—recuesto mi cabeza en su hombro—. Si no lo amara tanto, lo mataría por complicar su vida y la de todos.

—Estoy seguro de eso—besa mi frente—. ¿Por qué no haces lo de siempre? Ya sabes, hablar con él de forma calmada y... sin siseos, de preferencia. Él te escucha.

—No cuando se trata de ella—suspiro—. Cuando es sobre Rachel James él no escucha a nadie. Y quiero golpearle la cabeza para ver así entiende.

—No, no lo hará—ríe—. Entonces, ¿qué tal si le das su espacio?

—La situación con mi hermano es como ver a un amigo en una relación tóxica—ruedo los ojos, «nótese la ironía, porque exactamente eso es»—. Uno... quiere intervenir, ayudar, y es frustrante que la otra persona no vea lo que nosotros si.

—Lo sé, pero en esos casos a veces lo mejor es dejar que esas personas se golpeen contra la pared de la vida.

—Supongo—levanto mi rostro y él planta un beso en mis labios que me hace suspirar—. Eh... ¿de qué estábamos hablando?

Ríe y vuelve a besar mis labios.

—De nada que puedas resolver ahora.

***

—¿Vienes a gritar de nuevo?—cuestiona Christopher cuando me abre la puerta de su penthouse y yo ruedo los ojos antes de envolver su cintura con mis brazos, recostando mi mejilla en su pecho—. ¿Qué...?

—Lo siento—murmuro—. No debí gritarte ni hablarte así.

—¿Te sientes bien?—palpa mi frente y yo golpeo su abdomen antes de alejarme

—Ven—tomo su mano y cierro la puerta antes de llevarlo a la sala, obligándolo a sentarse conmigo en el sofá—. Tú... puede que de vez en cuando seas un odioso, pero al final del día nunca juzgas lo que hago y yo... debería hacer lo mismo.

—Eso es difícil, lo heredaste de Regina—se burla y ruedo los ojos

—Chris, eres mi hermano—aprieto su mano—. Y te amo. Pero... dios, ¿Gema?—arrugo la nariz—. Hubiera preferido que volvieras con Sabrina.

Las esquinas de su boca se levantan en una sonrisa que intenta contener.

»Gema no me ha hecho nada—suspiro—, pero conociéndote... ambos sabemos que ella sería una segunda Sara. No tendría los cojones suficientes para aguantar todo lo que conlleva esta familia.

Se tensa.

»En cambio, Rachel...—me encojo de hombros—. No niego que te entiendo, que te frustre que ella siempre ponga a alguien sobre ti, Christopher pero... ¿no crees que eso debe hablarse? Es decir, ya sé que no te gusta, pero si no puedes sincerarte con la mujer que amas, ¿con quién si lo harás?

»No vamos a mentirnos, hermano—beso su palma—, ella es lo que necesitas. Te ama a pesar de lo jodido que estás, que es capaz de defenderse sola y... que te soporta—exhalo—, eso es muy difícil eh—le ofrezco una sonrisa y él lleva su mano a mi cabello para acariciarlo

»Quiero que seas feliz, Chris—lo abrazo y apoyo mi cabeza en su hombro—. No quiero que te conformes, joder, quiero que seas un hombre feliz. Y sé que probablemente pierdo el tiempo aconsejándote porque no me harás caso pero... me gustaría que lo tuvieras en cuenta.

—Ella nunca va a dejar de intentar ser una heroína, Sisie—suspira—. Y no voy a aguantar la mierda de que ponga a todos sobre mi. Stefan, su familia, hasta el maldito Antoni...

Río.

—¿Desde cuando sentimos celos de personas que no nos llegan ni a los talones?—ruedo los ojos—. Quizás necesitas un poco de eso en tu vida, hermano. Alguien que de alguna forma sea opuesto a ti—me aparto y lo miro—. Puede que en ciertas ocasiones ella ponga a personas sobre ti pero, ¿al final del día ella moriría y mataría por ti? Si no es así, entonces no lo vale. Pero si la respuesta es un si... yo que tú consideraría el compromiso.

»Ella no es nosotros, igual que Simón—respiro profundo—. Ellos están acostumbrados a los amigos, a tener gente que los rodea y que para ellos son importantes, por eso es tan difícil para ellos escoger. Y no deberían elegir entre tener amigos o tener pareja, simplemente deben saber organizar prioridades.

—¿Vas a hacerla de doctor corazón con tu experiencia?—cuestiona y asiento. Él rueda los ojos

—Escucha, Simón puede tener muchos amigos, pero a la hora de la verdad yo soy su prioridad—me encojo de hombros—. Pero también sé que él ama a sus amigos y no puedo alejarlo de ellos. Y que él apoye a sus amigos no significa que no me ame. Porque, dios, sabes que lo hace.

—Ajá.

—Bien, pongamos esta situación... ¿cómo te sentirías si yo pusiera a Simón sobre ti?—cuestiono—. ¿Si cuando me necesitaras yo no estuviera ahí porque debo estar siempre con él?

Aprieta sus manos en puños y yo asiento.

—No tiene ese derecho, soy tu hermano.

—¿Y cómo crees que se sentiría Simón si yo te escogiera siempre a ti?—enarco una ceja y rueda los ojos—. Exacto. Hay que tener un balance. Nosotros somos un lado de la balanza, necesitamos a alguien que nos nivele. Yo no lo hago, y tú tampoco. Pero ellos si. Y si ellos nos aman a pesar de nuestra mierda, ¿por qué nosotros no a ellos?

—Nunca dije que no la amara.

—Y si la amas debes hablar—enfatizo la palabra—. Comunicarte, informar. Y debes aprender a aceptar que hay momentos en los que debemos dejarlos ser porque no podemos ni debemos cambiarlos. Y eso no significa que dejen de amarnos.

—Eres un grano en el culo—se queja y río, así que lo abrazo de nuevo

—Habrán momentos dónde mi pareja sea mi prioridad, pero siempre estaré para ti, eso no significa que deje de amarte—le aseguro—. Y tú también te verás en la misma situación.

—Mmm.

—Te amo—beso su mejilla—. Y abrázame, no seas odioso que soy tu hermana y yo si puedo golpearte.

Su pecho se sacude por la risa, pero me rodea con sus brazos y besa mi frente antes de apoyar su barbilla en mi cabeza.

—También te amo, pero sigues siendo insoportable.

—Lo mismo digo.

First and Only Love [Simón Miller]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora