—Siento que vivo en una telenovela—Marissa se empina su trago y yo río, negando antes de recostarme en la barra y llamar al bartender—. En serio, ¿cómo diablos es que tu hermano estaba en medio de dos mujeres y ahora está en medio de tres? Y con dos hijos.
—Se llama: siempre pregunten sobre los anticonceptivos—me burlo y ella ríe—. No sé si esto es bueno o malo, pero sin duda siento que mi estrés por la puta campaña va a aumentar diez veces más.
No sé como vamos a explicárselo a la prensa. Es decir, ¡hola! El coronel tiene dos hijos de los que no sabía y ahora no va a casarse con Gema o Rachel. O lo que sea, nadie sabe lo que pasará, estén atentos.
«Todo es demasiado»
—Tranquila, pasará—acaricia mi espalda y duda—. El algún momento. Eso creo.
—Deberías ser coach motivacional—resoplo, sonriendo al bartender cuando llega hasta mi—. Un martini seco, por favor.
—Por supuesto—asiente antes de comenzar a preparar el trago.
Mi celular vibra en mi bolsillo y veo el nombre de Simón antes de descolgar la llamada y llevar el celular a mi oído.
—Hola a ti, ¿cómo va lo de ponerse al día con el trabajo?—pregunto y lo escucho reír del otro lado de la línea.
Mañana estaremos infiltrados con la Yakuza, así que Simón debe estudiar y leer muchos informes que lo pongan al tanto de todo lo que está pasando.
—Agotador, tengo a una pequeña en mi pecho mientras leo el informe sobre la Yakuza—respira profundo—. Todo esto es una gran mierda, ¿alguien no puede simplemente matar a Antoni?
Río.
—Nop, no mientras Christopher no sea ministro y pueda cambiar algunas reglas—suspiro—. ¿Quieres que vaya a tu casa y te ayude a estudiarte eso?
—¿Cómo en los viejos tiempos?—respira profundo—. Eso me encantaría, ¿estás muy ocupada?
En los viejos tiempos lo ayudaba a estudiar o viceversa, y cuando nos volvimos novios eso terminaba... bueno, con un premio al final de la jornada de estudio.
—Estoy en un bar con Marissa, pero iré ahí—me termino el trago—. ¿Quieres que lleve algo de comer? ¿O de beber?
—Trae helado y papas, veremos una película cuando acabemos.
—Eso suena... prometedor—río—. ¿Cuando acabemos los dos o..?
—No tienes remedio—suspira y yo aprieto los labios para no carcajearme—. Cuando acabemos de estudiar. Y quizás... otra cosa, pero lo veremos después.
—Bien, voy para allá—cuelgo y miro a Marissa, que me ve con un completo reproche en sus ojos por dejar nuestra salida a la mitad.
»Sabes que te amo—beso su mejilla—. Llámame cuando llegues a casa y... no uses tu arma con nadie, ni siquiera para amenazar a menos que sea necesario, ¿si?
Marissa tiene la costumbre de mostrar su arma a quien quiera que la moleste. Y la moleste en cualquier sentido. Eso ni siquiera es legal, pero a ella le encanta tentar su suerte para ver si algún día la atrapa la policía y luego es sancionada por sus superiores.
—Como sea, ve con tu amado—rueda los ojos, pero las esquinas de sus labios se levantan—. Y mañana tráeme donas al trabajo como compensación por dejarme en medio de una noche de chicas para ir a... follar con tu dios griego.
—Tú también lo harías—beso su mejilla de nuevo antes de tomar mi cartera e irme.
***
—Oye, hola—beso la mejilla de Simón, que parpadea adormilado en el sofá.
Tiene a Peyton recostada en su pecho, rodeándola con sus brazos para sostenerla en su lugar mientras ella yace plácidamente dormida.
—Hola... lo siento, me quedé dormido—se disculpa y yo niego, inclinándome para tomar a Peyton y que él pueda levantarse con tranquilidad.
—Shh, no pasa nada, cariño—acaricio la espalda de la bebé cuando se remueve y lloriquea—. No pasa nada, sigue durmiendo—beso su frente mientras la meso.
Ella frunce el ceño un momento antes de relajarse contra mi, haciéndome sonreír cuando una de sus manos se apoya en mi pecho.
»Mira que bonita eres, idéntica a tu padre—acaricio el puente de su nariz y luego su cabello tan negro como el de Simón—. Te llevaré a tu habitación y dejaremos que papá duerma un poco, está agotado.
Me doy la vuelta y camino a las escaleras, aún acariciando la espalda de una tranquila y profundamente dormida Peyton hasta llegar a la habitación que habilitaron hace poco para ella y ponerla en su cuna.
»Dulces sueños, pequeña—acaricio su mejilla, sonriendo cuando una pequeña sonrisa se forma en sus labios.
Entonces la dejo y me doy la vuelta para salir de la habitación, cerrando la puerta tras de mi cuando me topo de frente con Simón.
Sonríe, acercándose y rodeando mi cintura con sus brazos antes de inclinarse y unir nuestros labios en un beso.
No es profundo, es suave, su lengua acaricia la mía como si quisiera transmitirme todo lo que siente, volviéndome deseosa de más de esos besos, de sus labios y de él.
—Te amo—dice sobre mis labios, y sonrío cuando acaricia mi mejilla con una de sus manos—. Eres... perfecta.
—Lo sé—me burlo y rueda los ojos.
—También un poco egocéntrica—agrega y río—. Eres una... perfecta, hermosa y dulce egocéntrica—deja un casto beso en mis labios—. Gracias.
—¿Por qué?
—Por volver—aparta un mechón de cabello de mi rostro y lo esconde tras mi oreja—. Por estar aquí conmigo, por... ser tú, por todo—me sonríe, y creo que podría simplemente derretirme en sus brazos en este momento.
Nunca me gustó el romanticismo. Hasta que Simón llegó con sus palabras que me aceleraban el corazón y me hacían sentir... bien. Feliz.
Empezaron a gustarme con él. Y vamos, es empalagoso. De vez en cuando lo es, pero también es divertido y me gusta mucho.
—Eres muy dulce—lo beso—. Empalagoso—me burlo, besándolo de nuevo—. Pero te amo—acaricio su nuca—. ¿Qué tal si vamos a dormir? Mañana será un día largo.
—Ya lo creo, nunca es bueno cuando tenemos que infiltrarnos—se queja, apoyando su frente en la mía antes de inclinarse y cargarme. Río—. Pero al menos vas a dormir a mi lado esta noche.
—Dormir—remarco y enarca una ceja—. Tienes que descansar, yo también. Así que no vamos a follar. Necesitamos poner toda nuestra concentración en mañana.
—Bien—rueda los ojos.
Holaaa.
Para el momento que lean esto, cinco capítulos de la historia de Christopher y Valeska ya están publicados, así que las veo por allá.
Nos vemos💗.
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First and Only Love [Simón Miller]
FanficCasi seis años habían pasado desde la última vez que nos vimos. Desde que dejé atrás a mi primer amor. Pero ahora, de regreso en Londres, ambos nos reencontramos después de matrimonios fallidos y decepciones amorosas. Simón es insistente, y tan irre...