CAPITULO 02.

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23 de abril, 2015.

— ¿Estás segura que estarás bien sola? —preguntó.

Tomé aire y miré una vez la cafetería en dónde me iba a reunir con Owen.

No, realmente no estoy segura de que esto funcione pero todo lo hago por el bienestar de mi hijo. Sólo por eso.

—Sí, estaré bien. —Besé su mejilla y la de Max.

— ¿A dónde vas mami?

—Tengo un asunto que atender, cariño. —Respondí acariciando su cabello para tranquilizarlo un poco.

— ¿Quieres ir por un helado, pequeña bestia? —le preguntó Dave a Max, y yo miré mal a mi hermano por llamarlo de esa manera.

— ¡Helado, helado! —Chilló Max con una gran sonrisa en su rostro.

—Vayamos por un helado, entonces.

—Me guardan un poco. —Les dije.

—A mami no le gusta helado. —Fruncí el ceño fingiendo indignación.

— ¿Qué te dijo eso?

—Tío Dave.

Miré mal a mi hermano y luego le di un golpe en el brazo.

—Tú y yo hablaremos después. —Le advertí.

—Vámonos bestia, antes de que mamá quiera matar a tío Dave. 

Reí mientras los veía a los dos alejarse de mí.

— ¡Adiós mami!

— ¡Adiós cariño, pórtate bien!

Me alegro que Dave haya tenido el día libre para así poder mantener ocupado a Max mientras que yo me iba a enfrentar a mi pasado.

Veinte minutos y dos brownie después me encontraba sentada viendo a través de la gran vitrina de la cafetería observando cómo pasaban las personas de una calle a otra. Pero una persona en particular me llamó la atención: Un chico, de cabello ondulado castaño oscuro, alto, tez oscura, y un cuerpo bien trabajado. Al principio no lo reconocí pero, en cuanto estuvo más cerca, todo en mí se alteró al verlo después de cuatro años de ausencia. Las manos me comenzaron a sudar y mi corazón latía a casi mil por hora.

Owen entró al establecimiento y le echó un vistazo a todas las mesas, buscándome. Como noté que no me encontraba decidí alzar la mano para que supiera en dónde me encontraba sentada. En cuanto me vio una gran sonrisa de dientes blancos se dibujó en sus labios y comenzó a zigzaguear a través de las mesas hasta llegar a donde yo estaba.

Nos quedamos en silencio en cuanto estuvimos cerca el uno del otro, no sabíamos qué decirnos, había paso un largo tiempo desde la última vez que tuvimos una conversación civilizada, como dos adultos. Y yo sinceramente estaba paralizada, sólo lo estaba observando, asombrada de lo cambiado que estaba. Yo lo recordaba como un chico algo más delgado, cabello un poco más corto y sin barba. Ahora, que lo tengo frente a mí veo que las fotos que montaba en Facebook eran reales.

—Hola —dijo por fin, soltando la respiración.

—Hola —esbocé una pequeña sonrisa y lo invité a que se sentara.

— ¿Cómo has estado?

—Bien, no me quejo.

—Estás hermosa, no recordaba que tuvieras el cabello negro y tampoco que lo tuvieras tan corto.

Le sonreí.

—Sabes que siempre me ha gustado probar estilos nuevos.

—Lo sé —sonrió de lado y se quitó la chaqueta.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora