CAPITULO 52.

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10:10hrs.

Estacioné el auto de mi hermano a dos cuadras de distancia de la tienda de discos y miré la hora en el tablero del carro; diez minutos tarde.

Suspiré y me preparé mentalmente para poder enfrentarme a Owen. Me apeé del auto color azul eléctrico y le coloqué el seguro a todas las puertas. Tomé una bocana de aire antes de adentrarme a la tienda, en los altoparlantes se podía escuchaba la canción de Turn Up The Music de Chris Brown a un volumen un poco bajo. Eché una mirada rápida por el local tratando d encontrar a Owen pero no logré dar con él.

Es en esta clase de momento que me lamento no haber nacido casi igual de alta que Bastian. Ahg.

Comencé a recorrer cada pasillo tratando de encontrarlo, hasta que se me ocurrió buscarlo por el lado de discos de música alternativa y ¡bingo! Ahí estaba él examinando la caratula de un CD de Lana del Rey. Lo reconocí con facilidad a pesar de que estaba de espaldas debido a su altura y su ropa: una chaqueta de mezclilla con cuello de terciopelo blanco, tejanos un tanto ajustados que le hacían ver bastante apetecible su trasero y sus típicas botas estilo leñador. Con un look como él es fácil reconocerlo en todas partes.

Me acerqué con lentitud hacia él y lo abracé por la espalda haciendo que diera un pequeño brinquito pero luego pude sentir el toque de sus manos sobre las mías.

—Esta es la primera vez, desde que te conozco, que llegas tarde a una cita bombón. —Murmuró acariciando mis nudillos, luego los besó y se dio la vuelta para verme de frente.

—Tuve un pequeño inconveniente. Bastian no me quería dar el auto. —Me encogí de hombros y él esbozó una mínima sonrisa. Tomé su rostro entre mis manos y comencé a restregar sus mejillas logrando que hiciera unas cuantas muecas, lo que me hacía reír a mí.

Ahora que ando sin zapatos altos me doy cuenta lo realmente alto que es. Creo que me lleva una cabeza de alto, quizás menos.

—Menos mal que tienes veinticinco. —Comenté, haciendo que él frunciera el ceño.

— ¿Por qué lo dices? —Rodeó mi cintura con sus brazos y me acercó más a su cuerpo. Me miró desde arriba haciéndome reír—. ¿Lo dices por la altura? —Asentí con la cabeza—. Tú eres alta —puso una mano en la cima de mi cabeza y la llevó hasta la altura de su clavícula—, bueno no tanto. —Rodé los ojos haciéndolo reír—. ¿Y eso qué tiene de malo? ¿Nunca lo habías notado?

—En la universidad no te recuerdo tan alto.

—Es porque casi siempre estabas montada en esos tacones que no soltabas ni para ir a clases. —Lo miré seria y le saqué la lengua.

—No siempre andaba en tacones Owen. —Espeté—. Yo me vestía con sencillez en esa época, es ahora que me visto algo más..., extravagante.

—Sí, claro. —Respondió con sarcasmo—. Es más, creo que esta es la primera vez, en el tiempo que llevamos conociéndonos, que andas con zapatillas bajas. —Abrí la boca como un pez y me quedé atónita.

— ¡Qué gran mentira! Yo no andaba con tacones cuando llevé a Max a su partido de futbol.

—Tenías botas de plataforma, Cam. Es lo mismo

—No, no es lo mismo. —Refuté.

—Para mí sí.

— ¡Cómo se nota que eres hombre! —Espeté y él sonrió mostrándome todos sus dientes.

—Los hombres somos sencillos. —Se encogió de hombros—. Para nosotros todo lo que haga ver a una mujer alta son tacones. No vemos diferencia entre tacones, plataformas, tacos o zancos. Todo es tacones para nosotros.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora