CAPITULO 27.

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A eso de las once de la mañana ya toda la familia estaba despierta. Gwendolyn se encontraba junto a Laisha y Daniel en la piscina, mientras que Jackson estaba en la sala común viendo televisión. El tío de Owen, David, y Rose se encontraban en la cocina conversando con Gerhard y Heather. Y, por nuestra parte, Owen y yo estábamos en la sala de juegos del último piso de la casa. Nos encontrábamos jugando futbolito y Owen me estaba dando una paliza.

— ¡Ahg! Detesto esto —espeté dándome por vencida. Owen rió y apoyó las manos en el borde la mesa.

—Antes amabas este juego.

—He perdido la práctica —dije echándome en uno de los tres sillones pufs que hay—. ¿Sabes lo que son dos años sin jugar? Uno pierde sus habilidades.

—No lo dudo —se sentó a mi lado en el otro sillón color negro—. ¿Khal te contestó?

—No lo sé. —Saqué mi celular del bolsillo de los tejanos que me había prestado Gwen y revisé la pantalla—. Tengo un mensaje —Lo abrí y era de Nath diciendo que Khal tenía el celular apagado, y que estaban bien. Max se portó bien y ahora está en el preescolar.

— ¿Todo en orden?

—Sí —respondí mientras tecleaba un «okay, vale. Gracias por cuidarlo. Nos vemos esta tarde.» para enviárselo a Nath—. Están bien. Max está en el preescolar y ellos están en la universidad.

—Vale, oye ¿crees que sea buena idea traer a Max el sábado?

— ¿Por qué tienes esa duda? —Se encogió de hombros y rascó su nuca.

—Ya viste que mis tías, sobre todo mi tía Karen, pueden resultar ser muy intensas.

—Todo saldrá bien —le di una sonrisa para animarlo—. No sé por qué te preocupas.

—Es que —soltó un suspiro—, no lo sé..., sólo espero que Max no se sienta incómodo con ese montón de personas alrededor.

—Él estará bien, ya conoce a tus padres y tus hermanas. Va a tener personas conocidas alrededor así que tranquilízate.

[...]

Cuando dio la hora del almuerzo ya todos estaban en la terraza y la comida estaba servida. Owen y yo nos sentamos juntos, frente a Rose y David. Mientras que Jackson halagaba a la señora Heather diciéndole lo deliciosa que le había quedado la lasaña, Gwen se mantenía con la nariz metida en su celular y no paraba de sonreír. Vi cómo Owen la miraba; con algo de curiosidad y al mismo tiempo con recelo. Yo sabía exactamente lo que venía a continuación:

— ¿Con quién hablas, Gwendolyn? —preguntó Owen, tratando de aparentar tranquilidad en su voz. Un pésimo intento. Gwen alzó la mirada y dejó de sonreír para luego guardar el celular dentro de sus shorts.

—Con nadie —se apresuró en decir, metiendo un trozo de lasaña a su boca. Owen entornó los ojos pero lo dejó pasar, y yo agradecí eso. El almuerzo estaba tranquilo y estoy segura que ninguno de los presentes quiere una escena.

—Camyl —Alcé rápido la mirada de mi plato al escuchar mi nombre. El señor David era el que lo pronunció.

— ¿Sí?

—Sé que no debo preguntar esto pero me muero de curiosidad —apoyó los codos sobre la mesa y el mentón sobre el dorso de sus manos—: ¿De verdad estás comprometida con mi sobrino? Porque siendo sincero me parece una elección muy apresurada para dos jóvenes como ustedes.

Me atraganté un poco. Owen me ofreció de su copa de agua y la acepté sin titubear. Noté como Owen le daba una mala mirada a su tío mientras que me daba la copa con agua.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora