CAPITULO 43.

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27 de junio, 2015.

Luego de dejar a Max en el preescolar me fui a un parque cercano para tratar de poner mi mente en claro. No iba a llegar al trabajo estresada y preocupada por lo que tengo que enfrentar hoy.

No le dije a Susan ni a Khaled que me veré hoy con Owen, porque sé que si les hubiese dicho a ambos, harían lo imposible para no permitirme llegar la reunión que tengo que tener con el padre de mi hijo. Aunque yo no quiera tenerla ahora.

Toda la noche anterior estuve despierta pensando y dándole vueltas en mi cabeza como hablaría con Owen. No quiero llegar a la defensiva porque quiero aclarar todo con él y, sé que de esa manera no lograré nada, tampoco quiero llorar frente a él, eso me haría lucir vulnerable y él se iría por ese camino para tratar de recuperarme.

Mentalmente yo no estaba preparada para esto, pero emocionalmente tenía que hacerlo. El corazón me lo gritaba; tengo que afrontarlo.

Estoy asustada y nerviosa, pero a la vez siento esa clase de adrenalina que sientes cuando te van a dar un regalo de navidad y esperas que sea lo que pediste... bueno, así me siento. Sólo que estoy segura de que esto no será lo que yo espero.

Después de darle un par de vueltas al mini parque decidí presentarme en la tienda. Al poner un pie dentro, Susan saltó sobre mí angustiada.

— ¿Qué sucedió? —Pregunté de manera abrupta, sin entender por qué estaba tan alterada.

— ¿Dónde estabas? —Cruzó los brazos sobre su pecho—. Llegas una hora tarde.

—Tranquilízate Susan, ya llegué. Tuve unos contratiempos pero aquí estoy.

— ¿Qué clase de contratiempos? Espero que sean buenas excusas pues la jefa está aquí y quiere hablar contigo.

— ¿Qué? —fruncí el ceño—. ¿Por qué?

—No lo sé, pero ahora está más molesta que cuando llegó.

Respiré profundo y caminé hasta la oficina de la señora Candice, nuestra jefa. Toqué dos veces con leves golpecitos hasta que escuché su voz desde el otro lado diciéndome que podía pasar. Al entrar cerré la puerta tras de mí y me senté en una de las sillas de madera que hay delante de su escritorio.

— ¿Quería verme? —Pregunté en un ligero susurro. Mentiría si dijera que no estaba aterrada.

La señora Candice es una de las jefas más fuertes y estrictas que he tenido en mi vida. Casi nunca está en la tienda porque tiene cosas que atender fuera, por eso es que casi siempre Meredith, otra compañera de trabajo, se queda a cargo. Siempre que la señora Candice viene es porque ha surgido un problema.

—Camyl Turner. —Dijo mi nombre bajando su vista unos papeles que tenía en la mano, me miró por encima del marco de sus anteojos y sus fríos ojos grises se fijaron sobre los míos—. ¿Por qué has llegado tarde hoy?

Tragué saliva.

Yo siempre tenía buenas excusas, aunque casi nunca faltaba al trabajo. Últimamente he estado faltando demasiado, llego demasiado tarde y me voy demasiado temprano por cuestiones familiares o personales.

—Tuve que llevar a mi hijo al preescolar y había tráfico.

— ¿En serio? —Cuestionó como si no me creyese. Recargó su espalda en el respaldar de su silla giratoria y me observó con algo de severidad—. Hoy escuché el reporte del tráfico y justo por la calle en donde estudia tu hijo no había nada de tráfico, tampoco por dónde vives. —Miró otra vez la hoja y verificó la calle donde vivía. ¿Por qué tenía mi curriculum en las manos?—. Dime la verdad, sino será peor.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora