CAPITULO 25.

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Al llegar al patio vimos a Gwen rodar un pequeño carrito metálico que tenía encima un enorme pastel de cuatro pisos con motivo floral.

—Ve hacia donde está Lena, tengo que ayudar a Gwen. —Me avisó antes de dejarme en medio del patio. Caminé hacia donde me había indicado, cuando estuve junto a Lena noté que estábamos haciendo una especie de semicírculo alrededor de la señora Heather que esperaba por el pastel, a su lado se encontraba el señor Gerhard y una mujer que no logré distinguir.

— ¿Qué estuvieron haciendo tú y mi hermano allá arriba? —Me susurró Lena muy cerca del oído.

—Nada, esperando que pasara el tiempo para poder bajar.

— ¿Se aburrieron de la fiesta?

―No, solo que sabes que a Owen no le gustan las reuniones familiares.

—Lo sé, a veces pienso que es un ermitaño. —Ambas reímos por lo bajo mientras que Gwen encendía las velas del pastel. La música cambió rápido de tonada y se comenzó a escuchar la típica melodía de la canción de cumpleaños. Todos los presentes comenzamos a cantar mientras que Heather trataba de contener las lágrimas. Cuando finalizamos con ayuda de Gerhard sopló todas las velas, y todos aplaudimos fuerte.

Todos los familiares e invitados abrazaron a Heather, deseándole feliz cumpleaños. Luego de un rato en el patio y que la señora Ludwig terminara de ser felicitada, cada quien tomó asiento en las mesas que se encontraban en medio del patio para la cena de clausura. Owen me indicó cual era nuestra mesa y con algo de timidez tomé asiento junto a dos de sus tías y hermanas. El rizado se sentó a mi lado y me sonrió.

— ¿Estás bien? Te notó tensa —Masajeó mi espalda y yo suspiré.

—Estoy bien, sólo que me estoy resistiendo a no llamar a Nath para saber cómo están en el apartamento.

—Mándale un mensaje de texto.

—Ya lo hice.

— ¿Y qué te respondió?

—Están bien, Max ya está dormido y no pude darle las buenas noches. —Hice un pequeño puchero y Owen rió.

—Vamos Cam, no puedes evitar ser mamá oso, ¿verdad? —bromeó.

—Es la primera vez que duro tanto tiempo sin hablar con él —confesé en medio de un largo suspiro.

—Ellos están bien, en la mañana podrás verlo.

Respiré profundo y no dije nada más.

—Ustedes dos se ven lindos juntos —comentó una chica de unos quizás veintitantos de cabello castaño oscuro y piel blanca como la nieve, mirándonos con picardía—. ¿Es tu novia? —Owen me miró y luego miró a la chica.

—Así es, Rose.

—Por fin elegiste a alguien que valiera la pena —La chica echó su espalda hacia atrás en la silla y cruzó los brazos, sonriéndonos a Owen y a mí—. Tu madre me dijo que tienen un bebé, ¿no es así?

—Así es. —Respondió Owen. Yo no quise hablar, no sabía quién era esa chica, pero a juzgar por el parecido con la señora Heather supuse que eran familia.

—No perdiste tiempo para marcar tu territorio, pillo —soltó la castaña con una risa picara—. Sabías que Daniel o el mismo Andrew te la podrían quitar. —Owen rió, una risa algo falsa.

—Vamos Rose, sabes que es lo que es mío nadie me lo quita.

Miré mal al rizado pero de nuevo, no quise intervenir.

—Sí, como digas —La castaña rodó los ojos—. ¿Cómo te llamas?

Parpadeé cuando caí en cuenta de que se refería a mí. Miré a Owen y luego a la chica frente a mí, y otra vez a Owen.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora