Epilogo.

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Epilogo.

01 de enero, 2016.

El frío se colaba por la ventana de nuestra habitación, Owen la había dejado abierta la noche anterior para que Max pudiera ver los fuegos artificiales que anunciaban el final del año y el nacimiento del siguiente. Obligada por el fuerte viento que azotaba la capital de Francia en esa mañana me levanté de la cómoda cama que compartía con el padre de mi hijo y cerré la ventana, pero me quedé unos minutos apreciando la ciudad, la vista era maravillosa desde aquí y se sentía cierta paz y quietud..., era relajante.

Solté un suspiro al sentir los brazos de Owen rodear mi cintura desde mi espalda, sonreí al sentir la calidez de su cuerpo contra el mío.

— ¿Qué haces aquí? Deberías volver a la cama, está haciendo frío.

—Quise ver el amanecer. —Contesté y giré levemente la cabeza para mirarlo a los ojos y sonreírle—. ¿No te parece hermoso? —Miré de nuevo por la ventana refiriéndome al panorama que teníamos enfrente.

—Sí, es muy bonito. —Sus labios depositaron un pequeño beso en mi hombro desnudo que me hizo sonreír y estremecer—. ¿Quieres volver a la cama? —Giré mi cuerpo completo y asentí con la cabeza.

[...]

12:30hrs.

— ¿Papi me puedes comprar un algodón de azúcar? Por favooor. —Suplicó Max a su padre a lo que yo reí. Había perfeccionado sus ojos suplicantes.

—Vale —se giró hacia mí y sonrió—. Espéranos aquí bombón.

—De acuerdo. —Besó mis labios cortamente y se alejó de mí siendo arrastrado por nuestro pequeño de cuatro años. Mientras tanto yo decidí sentarme en un banco a mirar a las personas pasar frente a mí, había una que otra pareja besándose apasionadamente, y ciertas señoras se les quedaban mirando con algo de molestia. Reí al notar aquello, pues con el paso del tiempo me he dado cuenta de que cuando amas a alguien de verdad, besarla en cualquier parte, sin importar lo que los demás puedan decir, es gratificante. Es como si estuvieras diciendo: "¡YO LO/A AMO! ¡Y me vale mierda lo que los demás digan!". Me gusta ver esas clases de parejas aunque sí, a veces los besos pueden ser un tanto exagerados para el público pero, cada quién con sus gustos.

Una chica pasó delante de mí arrastrando una carriola en donde dormía plácidamente su bebé. Fue en ese instante que toqué mi vientre y sonreí.

Owen y yo volveremos a ser padres. ¿Quién diría que todo lo que nos dijeron Gwen, Susan y Lauren iba a convertirse en una verdad contundente? Él aún no lo sabe y estoy planeando el mejor modo de decírselo. Y, he decidido que sea hoy.

Supe que dentro de mí crecía una vida un día antes de navidad, lo supe de inmediato pues reconocí los primos síntomas y pues..., explicar en palabras cómo me sentí me cuesta un poco. Felicidad, sorpresa, emoción, algo de confusión, pero sobre todo felicidad, mucha felicidad. Es decir ¡estaba embarazada de nuevo! Dios había pasado de alto la promesa que me había hecho a mí misma de no tener más bebés hasta que Max tuviera diez años pero bueno, así es Él. Todo lo que Él quiere para nosotros sucede aunque tratemos de evitarlo.

Lauren tenía razón, pronto les iba a dar la noticia a mis padres de otro nieto. Pero, en eso sí que no he pensado, es decir, ¿otro hijo sin todavía estar casada? Estoy comprometida sí, pero sé cómo es mi madre. Aunque no me preocupo mucho por ese hecho, ya que Owen y yo tenemos planeado desde noviembre casarnos en febrero, el día aún es indeciso pero de que es en febrero está completamente seguro. Así que nuestro segundo hijo ó hija nacerá dentro de un matrimonio, por lo cual supongo que mi familia no volverá a entrar en crisis.

Salí de mis pensamientos al percatarme de que Owen y Max venían de regreso a mí. El moreno se sentó junto a mí rodeando mis hombros con uno de sus brazos mientras que dejaba un pequeño beso en mi mejilla, Max se sentó en su regazo a comer su algodón de azúcar.

— ¿En qué piensas bombón? —Preguntó al notar que yo no apartaba mi mirada de una pareja con un bebé en brazos.

—Sólo estoy meditando que dentro de poco nos veremos así. —Señalé con un movimiento de cabeza a la pareja pero Owen me miró confuso.

— ¿Qué? Pero si tú no estás... —Las palabras no terminaron de salir de su boca cuando sus ojos se abrieron como platos y un brillo de felicidad se posó en ellos—. ¿E-estás... tú e-estás...? ¿B-bebé...? —Meneó la cabeza para poder terminar las oraciones, reí por su forma de tartamudear y coloqué su mano libre sobre mi abdomen.

—Sorpresa... —murmuré sin dejar de sonreí—. Feliz regalo de comienzo de año.

—T-tú... b-bebé... e-embarazo... —No pude evitar reír con ganas. Él estaba prácticamente paralizado, asimilando la nueva información—. ¿S-seré papá de nuevo? —Asentí con la cabeza tratando de no llorar de felicidad por su reacción, no esperaba que lo tomara con tanta emoción.

— ¿Mami tiene bebé? —Preguntó Max mirándome con curiosidad.

—Sí, serás hermano mayor de un lindo bebé mi cielo. —Respondí acariciando sus rizos

—Oh por Dios, ¡seré padre de nuevo! —Soltó Owen riendo con incredulidad.

— ¡Tendré un hermanito! —Gritó Max abrazándome y pegando su oreja a mi abdomen para tratar de escuchar al bebé. Volví a reír, observé a Owen quién tenía ambas manos sobre su boca, noté que tenía los ojos cristalizados lo que me dio ternura.

—No llores. —Le dije riendo, secó sus lágrimas y rió conmigo.

—No puedo evitarlo. —Pasó las manos por su rostro y me abrazó, Max se unió a nuestro abrazo—. Seré padre de nuevo... ¡No puedo creerlo! —Reí y asentí con la cabeza—. Oh mi Dios —rió, estaba nervioso lo podía ver—. ¿C-cuánto tiempo tienes?

—Apenas voy por la primera semana Owen, relájate.

—O sea que fue en diciembre.

—Sí, tú y yo sabemos cuándo exactamente. —Solté enarcando una ceja de manera sugerente.

—Oh, claro que sí. —Carcajeó y soltó un fuerte suspiro—. Creo que este es el mejor día de mi vida... —Meneé la cabeza y acaricié su mejilla—. ¿Cuándo se lo diremos a tus padres?

—Pensaba dejarlo para después de la boda —me encogí un poco de hombros—. Solo tendré un mes, no se notará.

—No creo que yo pueda aguantar no contárselo a nadie —me dijo sin dejar de sonreí—. Créeme que estoy seguro que se me saldrá la noticia en cualquier momento.

Reí.

—Si eso pasa bueno —suspiré— tendremos que aceptarlo.

—Te amo mucho Camyl Turner.

—Próximamente Ludwig. —Ambos reímos y él no perdió el tiempo de plantarme un gran beso en los labios.

— ¡Ew! —Soltó Max y no pude evitar reír separándome de Owen.

—Pronto seremos cuatro... —Susurró y yo asentí con la cabeza.

—Seremos más... ¿preparado?

—Más que preparado.

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MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora