CAPITULO 34.

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Estaba nerviosa, y ansiosa. Pero los nervios eran más fuertes que la ansiedad. Trataba de estar relajada, pero mi cuerpo se estremecía con cada caricia de Owen, y en mi mente se libraba una gran batalla entre la vocecita de mi subconsciente y mis emociones.

Soy una mujer adulta, puedo enfrentarme a esto. ¿Por qué entonces estoy temblando como si esta fuera mi primera vez?

«Porque es tu primera vez después de un largo tiempo, y con el mismo chico de hace años.» —Susurró mi subconsciente.

Sí, es mi primera vez desde hace varios años pero ¿por qué mi corazón está tan acelerado? ¿Por qué estoy tan nerviosa y..., ansiosa?

«Te da miedo el volverte una sola carne con Owen, al parecer.» —Volvió a hablar mi subconsciente y mentalmente acallé la vocecita de mi conciencia.

—Te noto distraída. —Comentó Owen en medio de un jadeo. Yo estaba tumbada en la cama mientras que él permanecía encima de mi cuerpo devorando mis labios. ¿Sucede algo malo?

—No, no, no. Es sólo que... —aclaré mi garganta—, sé que esto sonara tonto pero, estoy nerviosa.

Gracias la poca luz de la luna que se filtraba por las cortinas pude notar que Owen frunció ligeramente el ceño.

— ¿Por qué?

—No lo sé —negué levemente con la cabeza—. Me siento como que si fuera mi primera vez y me fuera a doler de nuevo —bromeé tapándome el rostro con las manos. Escuché la leve pero ronca risa de Owen y me sentí un poco más aliviada.

—No te dolerá. —Me quitó las manos del rostro y besó mis nudillos—. Te lo prometo.

Respiré profundo y solté un leve suspiro, asentí con la cabeza y esbocé una pequeña sonrisa. Aunque no estaba segura si él podía verme gracias a la poca luz que iluminaba la habitación.

Owen retomó su labor de acariciar cada centímetro de mi piel. Me retorcí bajo el peso de su cuerpo en cuanto sus labios hicieron contacto con la piel de mi vientre, arqueé la espalda y mordí mi labio inferior para no gemir.

— ¿Por qué te contienes? —cuestionó, mientras que yo volvía en mí.

—N-no... —tragué saliva y meneé la cabeza—. No quiero que nadie se despierte y nos escuche —jadeé.

—Nadie nos escuchara, esta casa es bastante grande y las habitaciones están muy separadas la una de la otra.

—Pero a menos de seis metros duerme nuestro hijo.

—Camyl —susurró, y pude sentir su sonrisa a pesar de la oscuridad—, estas paredes no dejan que el sonido salga de ellas.

—Eso no me lo creo —espeté, frunciendo un poco el ceño.

—Claro que lo son. Si no, ¿cómo crees que pudimos pasar tantos buenos momentos en la navidad del 2010? —Sentí el rubor subir por mis mejillas y las plantas de los pies me hormiguearon, haciendo que contrajera las piernas y me removiera un poco—. Relájate —susurró y sus labios encontraron camino desde mi abdomen hasta mi cuello, donde dejó una pequeña marca.

Poco a poco me dejé llevar por el momento, me desconecté del mundo. No importaba lo que sucediera después, quería disfrutar este momento.

Se me erizó la piel en el momento en el que Owen me bajó el pantalón de franela hasta quitármelos por completo. Por un instante, él se levantó de la cama y se quitó la camiseta que cargaba y los pantalones, poco después volvió a estar encima de mi cuerpo y sentí su cálida piel chocar contra la mía, causando así una explosión de sensaciones en mi cuerpo.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora