La canción había terminado y yo todavía seguía embobada viendo los ojos de Owen fijamente. Cerca de él me sentía segura y a la vez libre; libre de pensar todo lo que yo quiera sin sentir culpabilidad, libre de poder verlo todo lo que yo quisiera, libre de pensar que en nosotros habrá una gran historia.
— ¿En qué piensas? —susurró dejando un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—En muchas cosas...
—Espero y sean cosas buenas.
—Lo son —le aseguré y lo abracé fuerte, tomándolo por sorpresa—. Gracias por regresar.
— ¿A qué te refieres?
—Yo sé porqué lo digo. —Le di un beso en la mejilla y su pecho se hinchó al respirar.
—Pero yo quiero saberlo.
—Pues... si no hubieses vuelto no estaríamos aquí ahora, y no me hubieses hecho recordar por qué me gustas tanto y...
— ¿Y...?
—Y... hacerme ver que todavía siento cosas fuertes por ti.
Sus ojos se iluminaron y me tomó por ambas manos, entrelazándolas con las de él.
— ¿En serio?
—Aun no estoy lista para decirte lo que quieres escuchar, pero haz de cuenta que ya lo hice.
Soltó una carcajada y asintió con la cabeza, para luego besar mi frente. Nos condujo a ambos luego de unos segundos de regreso a las escaleras para poder ir a su habitación, necesitaba descansar de los tacones.
Al llegar al segundo piso recorrimos un largo pasillo hasta llegar a una puerta color blanco perla, Owen giró la perilla y abrió despacio para dejarme ver que era su habitación cuando vivía con sus padres. Seguía exactamente igual a como yo la recordaba: paredes color blanco puro, cortinas rojas oscuras para que la luz no atravesara la ventana y con una gran cama en medio de la habitación vestida por sábanas azules y negras. Me impresiona que la señora Heather mantenga este lugar tan impecable.
—Todo sigue exactamente igual. —Murmuré observando todo, mi vista se dirigió hacia su buró y me sorprendí al notar que aún conservaba la foto que nos habíamos tomado en una de las mejores citas que he tenido en mi vida—. No puedo creerlo...
Se nota que éramos unos niños cuando nos tomamos esto; Owen tenía el cabello mucho más corto que ahora y no tenía tanta barba. Y yo tenía el cabello extremadamente largo, de color rojo intenso. Estábamos vestidos como payasos de circo (literalmente) ya que ese día la universidad organizó un evento de caridad para los niños con problemas motores. Nos postulé a Owen y a mí para ser voluntarios y, aunque a él no le gustó la idea en un principio, fuimos hasta el hospital a alegrarles la tarde a todos esos niños. Luego de estar casi todo el día en el hospital, compartiendo con los niños y enfermeras, regresamos a la universidad y dimos un pequeño show a los niños que aún seguían en el evento que se organizaba en el campus (familiares y amigos de los niños del hospital). Ése fue, en definitiva, uno de los mejores días de mi vida. Y Owen quiso tomar una foto para recordarlo por siempre.
—No parece que fue hace tres años atrás, ¿no es cierto? —susurró, enrollando sus brazos en mi cintura por detrás de mí, dejó descansar su mentón sobre mi hombro y me apretó un poco más a su cuerpo. Tomé aire y pasé mi mano libre por sus manos, esbocé una pequeña sonrisa y dejé el marco sobre el buró.
—No. No parece que ha pasado tanto tiempo.
—Todo era diferente. —Acaricié su mejilla con lentitud y luego le di un corto beso en ella, casi sobre la comisura de sus labios. Y con un pequeño giro me hizo quedar frente a frente con él, entrelazó los dedos de sus manos sobre mi espalda baja y observó con fijeza mis ojos. Yo dejé mis brazos sobre sus hombros y con una de mis manos comencé a acariciar su cabello.
—¿Sabes qué fue lo primero que me capturó de ti?
— ¿Qué?
—Tus ojos. —Esbocé una pequeña sonrisa y fruncí ligeramente el ceño.
—Recuerdo que una vez me dijiste que lo que te llamaba la atención de las mujeres eran sus labios.
—En tu caso fueron tus impresionantes ojos. —Pasó una mano por mi mejilla y yo me estremecí—. Lo irónico es que la primera vez que nos vimos tú me miraste con desprecio. —Sonreí—. Pero aun así me hechizaron —dejó su mano sobre mi rostro y su dedo pulgar lo pasó por mi labio inferior, delineándolo despacio—, luego fueron tus labios —esbozó una pequeña sonrisa traviesa. Volvió su vista a mis ojos—, tu nariz —me dio un pequeño beso en el tabique de la nariz—. Después me sorprendiste al volverte más pelirroja de lo que realmente eres. —Acarició mi cabello y me tomó por la nuca—. Todo en ti me cautivó, Camyl Turner.
—Me han dicho que soy una mujer exótica.
—Quiera que te lo haya dicho tiene razón.
—Yo me resistía a enamorarme de ti... —murmuré.
—Lo sé. Eso se notaba.
—Me habían fallado muchas veces, no quería volver a poner mi corazón en la línea de fuego.
—Me alegra que te hayas arriesgado conmigo. —Sonreí en respuesta.
—Me estoy volviendo a arriesgar...
Guardó silencio por unos segundos y suspiró.
—No te defraudaré.
Sus manos me presionaron más contra su cuerpo mientras yo soltaba un pequeño suspiro. Sus labios eran suaves, cálidos y dulces, parecían hechos para mí, a la talla perfecta para que encajaran con los míos. Rodeé su cuello con mis brazos pegándome por completo a él, lo quería sentir cerca de mí, sentía una necesidad inexplicable por tenerlo a mi lado, por sentir el calor de su cuerpo contra el mío.
Su lengua se introdujo en mi boca y terminamos por unirnos en un beso caliente y lleno de pasión. Fue en ese momento en el que nuestras bocas estaban unidas que recordé por qué lo amé tanto y supe por qué lo sigo amando con tanta fuerza. Cada vez que lo veo mi corazón sonríe, su sonrisa era la razón por la cual resistía lo que me sucedía en la universidad, verlo feliz me ponía feliz a mí. Tenerlo a mi lado era lo mejor que me había pasado en la universidad, amarlo era lo mejor que podía hacer, se sentía bien, pero dolía en algunas ocasiones.
Dicen que el primer amor no necesariamente es el amor de tu vida pero, creo que ese no es mi caso.
—No puedo hacer esto a lo que llaman vida sin ti, Camyl. —Susurró sobre mis labios—. Estoy peligrosamente enamorado de ti, no te dejaré ir otra vez, no volveré a cometer ese error.
Esbocé una gran sonrisa y me aferré a su cuerpo, dándole un abrazo.
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MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)
ChickLitDespués de cuatro años y medio de separación, Owen y Camyl se reencuentran después de varios intentos fallidos por parte del joven rizado para poder ver a su amada. ¿La intención de él? Reconquistarla a toda costa pero, luego de tantas desdichas y d...