CAPITULO 51.

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11 de julio, 2015.

De alguna manera convencí a mis padres en asistir al almuerzo con los padres de Owen. Traté de no darles suficientes detalles para que no se dieran cuenta de qué va realmente este almuerzo. Y, todavía estoy pasando por el trago amargo que me dio mi madre al recriminarme, casi igual que Susan, que perdoné a Owen con demasiada rapidez y facilidad. Ella todavía pensaba que estaba separada de él, hasta que el lunes de la semana pasada decidí aclarar las cosas con ella, le dije todo y, a pesar de que no se lo tomó muy bien, tal parece que lo aceptó. O bueno, hizo como su primogénito; me apoya pero no está de acuerdo. De todas maneras, logré que ambos vayan al almuerzo y, según me dijo Owen, sus padres también aceptaron.

Todavía estoy pensando si sea buena idea también decirles a mis padres lo del despido. Ha pasado ya una semana y ellos no se han preguntado por qué no he vuelto al trabajo, por lo que me parece raro. Tampoco se lo he dicho a Owen porque no lo quiero preocupar pero ¿debería decírselo? No lograría nada al decírselo pues no cambiará la situación pero, no diciéndoselo ¿qué gano?

Siento que tengo muchas cosas las cuales hacer pero con muy poco tiempo para realizarlas. La boda de Dave y Samantha es dentro de veintidós días, si todo sale de acuerdo al plan, la fiesta de compromiso entre Owen y yo será dentro de tres semanas, y el cumpleaños de mi madre se acerca, cosa por la cual ella también está algo atareada pues le gusta tener todo organizado y listo para disfrutar su día. Y eso lleva a que se estrese con suma facilidad como consecuencia, todos los que están a su alrededor se frustran y molestan con la misma facilidad. Un efecto colateral, supongo.

[...]

13 de julio, 2015.

06:10hrs.

Me levanté temprano ya que Max se estaba quejando un poco, pero poco después de que le di agua y le canté por unos minutos se volvió a quedar dormido.

Según el doctor, el yeso se le estará quitando para noviembre. Luego de que se lo quiten que caminar con muletas por un periodo de tiempo hasta que su pierna vuelva a tener la misma movilidad que antes algo que, no tiene muy contento a mi hijo. Se rehúsa a acercárseles a las muletas, dicen que no les gustan. Presiento que me costará un poco hacerlo cambiar de opinión.

Aprovechando el hecho de que me desperté y levanté de la cama temprano, decidí darme una ducha larga ya que todos, aparentemente, estaban dormidos. Luego de unos largos minutos estando bajo la ducha, me vestí con unos tejanos desgastados y le quité una de las sudaderas a Bastian. Bajé a la cocina para tomar mi desayuno y, como no esperaba ver a mi padre sentado en uno de los bancos de la cocina, casi me da un ataque al corazón al encontrármelo.

—Buenos días linda. —Me dijo, sin apartar la mirada de su periódico.

—Buenos días papá. —Le di un beso en la mejilla y me acerqué al refrigerador para sacar la jarra de jugo.

— ¿Dormiste bien? Te escuché levantarte un par de veces durante la noche.

—Sí, Max estuvo inquieto. —Solté un suspiro—. Pero está dormido ahora.

— ¿Para cuándo es que le quitarán el yeso?

—Noviembre. —Tomé de mi vaso de jugo un largo trago.

—Es bastante tiempo.

—Sí, pero ya no se puede hacer nada. —Me encogí de hombros y dejé el vaso en el lavaplatos.

Cuando terminé de lavar el vaso me volví hacia mi padre y noté que había doblado su periódico a la mitad, en cuatro partes y se estaba quitando los anteojos.

MAD LOVE. (Saga Turner Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora