jealous (3)

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Es complicado verte
Verte, olerte y pasarte a un lado y querer detenerte
Ay, qué complicado, esto e' demasiado
Pero como el ajedrez
La reina cae alguna vez
Escucha bien mi voz
Que esto queda entre tú y yo

Fue un buen fin de semana, Charles quedó en P2 por detrás de Verstappen y Carlos en P3, no hubo complicaciones y los monoplazas a ese punto parecían volar, lo que facilitó el merecido podio para ambos. En cuanto el primer Ferrari cruzó la línea de cuadros me quité el headset y corrí lo más rápido que pude al lugar del podio y ahí estaban ellos; mis ferraris, Carlos me sonríe y regresa su atención a quien le estrecha la mano y Charles... oh, Charles, creí que era imposible que se viera aún más guapo pero aquí estamos, buscándome con la mirada entre la multitud y dedicándome un guiño cuando me encuentra. Y del otro lado mi tío, viéndolos con orgullo y una sonrisa imborrable abriéndose paso en su rostro.

No me he movido ni siquiera un centímetro desde que el himno de Países Bajos se hizo presente en las bocinas, estoy demasiado concentrada en los chicos ahí arriba como para siquiera pensar en otra cosa que no sean ellos. Estoy segura de que la gente que critica a ellos tres en especial no tienen idea alguna de que son los chicos más dulces y divertidos que alguien puede conocer a lo largo de su vida.

Charlotte está a pocos metros de mí, solo he cruzado dos palabras con ella el corto tiempo que llevo conociéndola, parece ser ese tipo de chica que te dice lo linda que te ves aunque no te conozca, si si lo es supongo que a mi no me lo dijo porque no nos conocimos de la mejor manera, empezando porque Charles estaba casi desnudo en el mismo elevador que yo.

Vivir las carreras en tiempo y forma es mucho más emocionante que verlas a través de una pantalla con segundos de retraso, solo es cosa de acostumbrarte al olor a neumáticos y aceite que se percibe en cuanto pisas el paddock, pero cuando algo de verdad te apasiona no es problema para ti.

Una vez terminada la premiación Charles me indicó con la mirada que lo siguiera a no sé dónde, pero lo hago, me dirigía al garage cuando en el camino me encontré a Max, lo felicité y subí las escaleras de metal rojo que dan a la oficina de mi tío y otras varias oficinas, como la de Mattia, y Charles ya está aquí sentado en el sillón en medio de todo.

-Gigi.- se puso de pie y dio unos pasos en dirección a mi.

Se ve tan guapo, con su traje rojo amarrado a la cintura y una playera de licra del mismo color debajo de él. Envidio un poco a Charlotte por tenerlo todo de él para ella sola y cuando ella quiera.

-Bien hecho, Charlie.- lo abracé.

-Gracias, bonita. Ven, quiero mostrarte algo.

Ni siquiera me dejó entender sus palabras cuando me agarró de la mano y nos encaminó a una puerta escondida, dentro hay unas escaleras que dirigen a un cuarto que ni siquiera sabía que existía. Mi tío siempre solía decirme todo lo nuevo que agregaban o construían, supongo que este cuarto fue uno de ellos en algún momento pero no recuerdo.

Es demasiado amplio para ser oficina, hay dos sillones individuales y una pequeña mesa circular frente a ellos, un balcón, solo tiene un mueble de color blanco con un modelo a escala del F175, el escudo de Ferrari hecho de metal y una planta en la otra esquina, dos de las paredes son de vidrio con vista a una parte del circuito y las otras dos están pintadas de color gris claro y cuadros con fotos de Carlos y Charles colgando sobre ellas.

-¿Qué es este lugar?

-Vengo cada que termina la carrera sin importar cuál sea el resultado, me tranquiliza mucho estar aquí. Ven.

Salimos al balcón y me preguntó si me quería sentar en las sillas que rodean las altas mesas circulares de mármol gris con detalles negros, pero me negué y en su lugar me recargué en el barandal admirando la vista tan detallada al circuito.

Destinados a ser / Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora