love me like you do (20)

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[Maratón 3k lecturas 1/2]

You're the light, you're the night
You're the color of my blood
You're the cure, you're the pain
You're the only thing I wanna touch
Never knew that it could mean so much

A estas alturas ya no tengo ni la menor idea de si las cosas entre nosotros están bien o no, o bueno, de qué tan bien o qué tan mal estén, mejor dicho. Supongo que eso depende completamente de mí; porque se ha disculpado miles de veces, y aunque yo sin estar en mis cinco sentidos se lo haya pedido, que incluso haya sido capaz de venir hasta Maranello a disculparse personalmente... me termina de demostrar que es la ÚNICA excepción del "todos son iguales".

Acepto que mi yo de hace un año creía eso y nadie me sacaba esa idea de la cabeza, porque en toda mi vida, la persona a la que le había dado la oportunidad de demostrarme lo contrario lo único que hizo fue hacerme reforzar mi teoría.

Esa frase era mi lema de vida con todos, con absolutamente todos, incluso con mi mamá (y sabemos que ella por obvias razones piensa lo mismo)... menos con mi hermana; no quería que estando tan pequeña se decepcionara del amor y no creyera en él, porque existe, claro que existe y su actual cuñado me lo ha demostrado en cada oportunidad que se le ha presentado, vuelvo a mi ahora lema desde hace... un poco antes de regresar a Maranello; nunca terminas de conocer a una persona...

Yo le he dicho eso a Grace en todas y cada una de las pláticas profundas que hemos tenido, porque me cuenta sus cosas, claro, y estoy muy consciente y agradecida de que sea así, de que confíe en mí lo suficiente como para tener la certeza de que nada malo va a salir de esa confianza.

Y vuelvo a mi punto principal; no todos son iguales; hay unos peores, hay unos que claramente cometen errores, pero no son como todos los demás de su especie... como Charles.

Hay de hombres a hombres... o como a Grace le gusta decir; onvres.

Charles es uno de esos que primero hablan y luego piensan, y no lo culpo, podría decir que yo soy igual (y lo soy, por eso lo digo, soy hasta peor), pero lo importante es que se arrepintió y no ha dejado de pedirme disculpas en cuanto su cerebro le dijo "we, la regaste, yo no sé quién te dijo que me hicieras caso".

O así me lo imagino yo. Y no puedo evitar reírme cada que imagino a su cerebro con una voz aguda y graciosa diciéndole precisamente eso. De igual manera me es imposible no pensar en eso cuando hablamos, así estemos hablando de cosas completamente diferentes y ajenas a eso. Y claro que intento contener la risa, pero se me hace un poco difícil tomando en cuenta la situación. El poco tiempo que lleva Charles aquí ya lo hice como tres veces y tanto él, como Carlos me ven raro.

Así que... me río y trato de pensar en otras cosas para olvidarlo por ese momento y no volverme a reír, porque me conozco. Y así funciono yo. Porque a ver, yo de verdad debería tener un doctorado en reírme en momentos serios e incluso en los menos apropiados. La mayoría de veces es por algo que dice la otra persona.

Y no lo puedo evitar.

Incluso hay veces que me ven raro porque creen que me estoy burlando de ellos. Y o sea si, pero no, ¿me explico?

Al menos no como ellos creen.

Nos podrá gustar mucho nuestro restaurante favorito, o por muy nuestro favorito que sea, ir a él dos días seguidos no es tan buen plan, a pesar de que venden prácticamente todo tipo de comida. Charles se quedó con ganas de ir, pero entendió la situación y él fue el que propuso la idea de ir a otro lugar y tal vez regresar luego, la próxima vez que vengamos, quizá.

Destinados a ser / Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora