AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

14.

ACTUALIZACIÓN 1/4

Mika observó solo al frente.

Iba en un auto, con un hombre a cada lado, además de los dos que iban adelante. No dijo ni hizo nada. Se limitó a ir pensando en algunas cosas que iba planeando.

Lo primero, es que si obtenía dinero, le iba a ser más sencillo el obtener otra identidad y poder escapar. Lo segundo que, sin importar qué, debía ganarse la confianza de Slavik. Sabía que era arduo de lograr, aunque no imposible. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera porque, si tenía al Alfa para ponerlo en contra de su familia, entonces iba a tener tiempo de poder alejarse.

Si ambas mafias se enfrentaban, todo iba a terminar en un caos. Asumía que su familia iba a ganar, pero el problema es que no conocía bien aún lo que Slavik tenía.

Tragó saliva y fue memorizando el camino. Contando las calles, observando los letreros, algo característico, cosas pequeñas que le pudieran servir ante cualquier eventualidad.

Se mantuvo tranquilo, nada más esperando el sitio al cual lo estaban llevando. Tras ser revisado, simplemente, le habían ordenado subir. No pensaba rehusarse, su intención era hacer las cosas sencillas. Cuando una persona no provocaba problemas, entonces siempre iba a tener más oportunidades y beneficios.

Contó los minutos y, tras una hora de traslado, el auto se detuvo. Los hombres se bajaron y uno lo tomó del brazo para que camine.

Le resultó extraño todo, pues era capaz de darse cuenta que no era ningún lugar que perteneciera a Slavik. Todo se limitaba a un puente viejo que, tras sus años de funcionamiento, había dejado de estar disponible por su estructura en mal estado.

Caminó, analizando la situación y visualizando algunos movimientos.

Todos los hombres tenían un arma en la espalda, pero también tenían un cuchillo bajo el pantalón y ninguno era sencillo de derribar. Tenía más que claro que, antes de cualquier mínimo movimiento, iba a obtener balas por todo su cuerpo.

Contempló el lugar y le provocó un poco de frío. Nadie se veía alrededor, ni una sola alma, a excepción de todos ellos. Pestañeó y vio a Slavik caminar.

Notó que, si no llevara ropa blanca, entonces en la nieve se podría camuflar a la perfección. Su albinismo le daba un atractivo y peligrosidad que no todos iban saber apreciar. En su mirada podía ver todas aquellas víctimas de las cuales se había encargado. Su rostro serio le enseñaba que, ante cualquier acción macabra, jamás se iba a detener o titubear. Sus pasos fueron lentos y con una seguridad enorme. Nadie dijo algo. Nadie se movió. Todos quedaron expectantes a lo que el Alfa pudiera decir y ya.

Lo único que se movía era la nieve cayendo desde el cielo con lentitud y volviendo todo más frío.

Por unos minutos, ninguno de los dos dijo algo. Se observaron y Mika tuvo claro que era una prueba. Una prueba que, obviamente, jamás iba a fallar. Necesitaba darle algo bueno y que fuera suficiente para seguir con su plan.