AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

49.

ACTUALIZACIÓN 2/3

El polvo se levantó de inmediato y la casa, al ser vieja, se sacudió con potencia.

Solo se aseguró de que Mika estaba bien para tirar de él y que se ponga de pie. Salieron de la habitación cuando otra más se escuchó. Los disparos no tardaron en oírse y también los gritos de sus hombres.

El fuego lo comenzó a consumir todo sin freno alguno y el calor se fue expandiendo.

A Slavik le dio igual, no existía algo de verdadero valor en la casa, pero estaban los recuerdos. Recuerdos en su infancia y momentos con su madre. Tragó saliva y se detuvieron al llegar a las escaleras cuando la puerta explotó.

Mantuvo a Mika detrás y, a pesar de que sabía que podía defenderse sin problema alguno, no iba a permitir que alguien llegara donde él.

Entre el humo y fuego de la entrada, alguien apareció.

—¿Crees que eres el único que puede lanzar bombas?

Mika, al oír esa voz, no supo qué hacer. Lo observó sosteniendo dos cuchillos, uno en cada mano, y que tenía un rostro horrible. En su ropa se podía observar que no se había cambiado en días y que, por todos lados, tenía sangre seca y suciedad. Asumió que ni siquiera había dormido.

Y que no se iba a detener por nada.

—¡No tienes idea de las mierdas que puedo hacer!

Slavik sonrió.

—Ya te habías tardado, ¿qué pasó? ¿Quieres llorar?

—Debí matar a tu mamá —dijo mientras comenzaba a subir las escaleras —. Y lo voy a hacer. ¿Sabes de qué forma? Justo de la forma que a ti te gusta lastimar a otros.

—Que divertido, cuéntame más —pidió sonriendo.

—¡Prasko, no! ¡Espera! —gritó Mika ganándose en medio e intentando frenarlo, lo cual era bastante imposible.

Prasko, sin más, lo empujó hacia el lado cayendo al suelo. Y supo que eso no era bueno. Uno, porque la casa se estaba por derrumbar y dos porque si peleaban no iban a parar.

—¡Pelea! ¡¡Hazlo!!

—Estoy cansado, sabes, ¿qué tal si vuelves en dos días más? Es más, yo mismo te busco —dijo mirándolo con diversión, sabiendo lo que estaba haciendo y el otro se fue contra él.

Slavik retrocedió y comprendía que no era, simplemente, esquivar un golpe. Ya había comprendido como era su modo de pelea, por ende, sabía que no serían a simples golpes, sino que ataques pensados con estrategias.

Esquivo uno de sus movimientos casi sintiendo el filo del cuchillo por su mejilla, pero fue ejecutado demasiado lento y, al tener levantado su brazo, dejó su costado al descubierto. Envió un puñetazo a ese lugar y, tras enviar ese puñetazo, Prasko también ocupó ese segundo para atacarlo y ambos retrocedieron.